viernes, 27 de agosto de 2010

El verdadero camino espiritual


-“El ken jutsu es al bujutsu lo que el kendo es al budo. En la práctica del ken jutsu donde el sable de madera (bokken o bokkuto) reemplaza al katana, existe una noción importante de estrategia. Es el arte de vencer a los adversarios, y puede asimilarse a una técnica de autoprotección. En el kendo, por el contrario, y aunque existe el shiai (competición deportiva) ha desaparecido toda idea de combate real (shinken shobu) para dejar sitio a una sola noción, la de liberarse de las modificaciones de la mente y de conseguir el mushin o vacío mental. El no-ego es el fin a alcanzar, y se puede asimilar a un método de auto-perfeccionamiento que se puede situar en la panoplia del perfecto budoka. Budo, hay que repetirlo, significa literalmente: detención de las hostilidades, cesación de toda idea de combate y de oposición.”

El ken jutsu preserva la pureza de espíritu por el peligro que representa. Un golpe puede ser fatal y entrañar consecuencias graves. Implica obligatoriamente una vigilancia real, una concentración más aguda en el instante de la acción. Durante los katas hay poco tiempo para pensar, y los practicantes tienden a realizar con mayor o menor profundidad el estado de no-ego (muga). Este estado se facilita grandemente por el hecho de que en el ken jutsu no hay nada que ganar, puesto que se trata únicamente de kata, y que la única victoria que se espera es sobre uno mismo. En el kendo moderno, la mayor parte de los practicantes no llegan a alcanzar el grado llamado de reflejo condicionado, y el estado de munen mushin no se puede lograr mientras sea fuerte el deseo de conseguir la victoria y el título que la sanciona. El gran valor del kendo, si se practica correctamente, reside en el hecho de que, habiendo conjurado el peligro por el uso de la armadura, confiere el medio de estar más libre frente al otro y de alcanzar con más facilidad el apaciguamiento mental durante el asalto. Permite expresar más fácilmente el sentido intuitivo y suprime, por consecuencia la noción de tiempo y de distancia (ma ai). A causa de la mentalidad competitiva que lo ha absorbido por completo, el kendo no es más que una disciplina de autosatisfacción generadora de ilusión y sufrimiento. Efectivamente, todo lo que está vinculado a la ley de la alternancia pasa de una polaridad a la otra, y la alegría de la victoria dará un día paso al sufrimiento de la derrota. La buena actitud de un esgrimista es la de sustituir el espíritu de competición por el espíritu de cooperación consciente.”

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