Este templo es famoso por la historia de los 47 Ronin, también llamados Akoroshi (samurais sin amo de Ako). Esta historia representa los valores de justicia y lealtad.
Hacia el año 1700, el señor feudal de Ako, Asano Takuminokami, fue encargado de recibir al Shogun en el Castillo de Edo. Se le asignó un consejero oficial, Kira Kozukenosuke, cuya misión era enseñarle los protocolos necesarios. Éste, sin embargo, envidiaba a Asano y temía verse perjudicado por el éxito de aquel, así que, en vez de aconsejarle, le dejó en evidencia.
Ante la humillación, Asano atacó con su espada a Kira en el castillo, pero no consiguió matarle. Al estar estrictamente prohibido sacar la espada dentro del Castillo de Edo, Asano fue arrestado. En aquella época se castigaba a ambas partes involucradas, sin embargo, Kira no recibió ningún castigo, mientras que Asano fue condenado a muerte por seppuku (hara-kiri) en los jardines. El hecho de que su muerte tuviera que ser en el exterior del castillo era particularmente deshonroso para alguien de la categoría de Asano. Además sus bienes fueron confiscados, con lo que sus samurais se quedaron sin trabajo y sin señor. Tras su muerte, fue enterrado en el templo de Sengakuji.
Durante casi dos años, los samurais de Ako (Ako Gishi), liderados por Oishi Kuranosuke, se prepararon para vengar a Asano, aun sabiendo que ésto se castigaría con la muerte. Así, atacaron a Kira en su residencia, al que capturaron tras una intensa batalla. Le ofrecieron morir igual que su señor, mediante seppuku, pero Kira no fue capaz, así que le cortaron la cabeza. Después la llevaron al templo de Sengakuji, la lavaron en un pozo, y la pusieron ante la tumba de Asano, simbolizando así que su honor quedaba redimido.
Después ellos mismos se entregaron al Shogun y fueron castigados a seppuku. Así fue como murieron 46 de los 47 ronin que intervinieron en el ataque, ya que uno de ellos fue perdonado con el fin de que volviera a su pueblo a contar lo sucedido. De esta manera, a su pesar, este último fue privado de morir honorablemente junto a sus compañeros.
Hacia el año 1700, el señor feudal de Ako, Asano Takuminokami, fue encargado de recibir al Shogun en el Castillo de Edo. Se le asignó un consejero oficial, Kira Kozukenosuke, cuya misión era enseñarle los protocolos necesarios. Éste, sin embargo, envidiaba a Asano y temía verse perjudicado por el éxito de aquel, así que, en vez de aconsejarle, le dejó en evidencia.
Ante la humillación, Asano atacó con su espada a Kira en el castillo, pero no consiguió matarle. Al estar estrictamente prohibido sacar la espada dentro del Castillo de Edo, Asano fue arrestado. En aquella época se castigaba a ambas partes involucradas, sin embargo, Kira no recibió ningún castigo, mientras que Asano fue condenado a muerte por seppuku (hara-kiri) en los jardines. El hecho de que su muerte tuviera que ser en el exterior del castillo era particularmente deshonroso para alguien de la categoría de Asano. Además sus bienes fueron confiscados, con lo que sus samurais se quedaron sin trabajo y sin señor. Tras su muerte, fue enterrado en el templo de Sengakuji.
Durante casi dos años, los samurais de Ako (Ako Gishi), liderados por Oishi Kuranosuke, se prepararon para vengar a Asano, aun sabiendo que ésto se castigaría con la muerte. Así, atacaron a Kira en su residencia, al que capturaron tras una intensa batalla. Le ofrecieron morir igual que su señor, mediante seppuku, pero Kira no fue capaz, así que le cortaron la cabeza. Después la llevaron al templo de Sengakuji, la lavaron en un pozo, y la pusieron ante la tumba de Asano, simbolizando así que su honor quedaba redimido.
Después ellos mismos se entregaron al Shogun y fueron castigados a seppuku. Así fue como murieron 46 de los 47 ronin que intervinieron en el ataque, ya que uno de ellos fue perdonado con el fin de que volviera a su pueblo a contar lo sucedido. De esta manera, a su pesar, este último fue privado de morir honorablemente junto a sus compañeros.
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