miércoles, 30 de marzo de 2011

Girando la Rueda


Shakyamuni Buda luego ejecuto la suprema acción de un ser iluminado: empezó a dar las enseñanzas e instrucciones espirituales que liberan a los seres sintientes de su sufrimiento e insatisfacción y los conducen a la más alta perfección de mente: la iluminación. Esta acción es comúnmente conocida como el giro de la rueda del Dharma, y Buda la ejecuto de varias maneras por el resto de los cuarenta y cinco años de su vida.

A pesar de que cualquiera que se esfuerce para alcanzar la budeidad lo hace expresamente para beneficiar a los demás – principalmente a través de dar enseñanzas – Shakyamuni no empezó a enseñar inmediatamente después de lograr la iluminación. Al contenerse al principio, mostró que las profundas realizaciones de la iluminación no son algo que la ordinaria y superficial mente humana pueda esperarse que agarre fácilmente. Su descubrimiento estaba mas allá de la concepción normal y las palabras, mas allá de la expresión o descripción. Él sabía cuan difícil sería para otros comprender lo que había realizado, y así permaneció en silencio. Pero después de siete semanas de disfrutar para sí mismo el gozo de la iluminación en el bosque, se le pidió que enseñara para beneficio de todos, y acepto hacerlo.

El titubeo de Buda para enseñar hasta que se pidiera sinceramente enfatiza una importante característica de sus enseñanzas en general. Ellas nunca son forzadas en otros en contra de su deseo. ‘¡Aquí están las fantásticas enseñanzas! ¿Porque no vienes y te unes a nosotros?’. Ni los discípulos son enviados a la calle para convencer a la gente de cuan miserables son, ofreciendo la salvación a aquellos que vayan y se unan a ellos. Las enseñanzas de Buda nunca fueron presentadas de esta manera, y las tradiciones Tibetanas todavía siguen la costumbre de esperar hasta que alguien pregunte antes de darle enseñanzas.

¿Porque están los budistas específicamente instruidos para no arrojar sus creencias a otra gente o declarar, ‘He descubierto la mejor de las maneras de vivir y si tu no la sigues también, estas perdido’? De acuerdo con las enseñanzas de Buda, esta aproximación es tanto irreal como poco hábil. Cuando alguien tiene una profunda experiencia, ya sea desastrosa o fantásticamente gozosa, es un acontecimiento completamente único y personal. Es de locura pensar que un relato de tal experiencia privada será tan útil para otro como la experiencia lo fue para uno mismo. Incluso si le decimos a nuestro mejor amigo lo que hemos descubierto, es todavía imposible comunicarle la verdadera esencia de nuestra experiencia. Ya que lo que estamos diciendo es necesariamente expresado a través de las palabras y conceptos, incluso un amigo muy comprensivo no cogerá exactamente lo que queremos que él sienta. Una verdadera comunicación sobre los temas espirituales es muy difícil.

Lo que esto muestra es que todos nosotros estamos viviendo vidas bastante diferentes unas de otras. A pesar de que podamos compartir patrones similares de comportamiento y percepción, nuestras experiencias internas son únicas y altamente individuales. Cada uno vive en el universo privado de nuestra propia mente. Consecuentemente, cualquier intento de forzar nuestras convicciones espirituales en otros o compartir con ellos nuestras experiencias devocionales – las cuales, si son genuinas, son siempre de una naturaleza intensamente personal – es equivocado y puede fácilmente acabar en frustración y malos entendidos.

Buda mostró que existen tanto momentos apropiados como inapropiados para dar enseñanzas. Él siempre esperó hasta ser preguntado sinceramente antes de dar instrucciones. Él sabía que el mismo acto de tomar una decisión de buscar ayuda y luego pedirla crea una energía dentro de aquellos que buscan la verdad que los prepara para escuchar intencionadamente, no meramente con sus orejas sino también con sus corazones. Esta es una aproximación mucho mas apropiada que el dar enseñanzas a los estudiantes que todavía no están preparados. En otras palabras, los estudiantes necesitan espacio. Si no se les da la oportunidad de crear ese espacio dentro de sí mismos – si no están preparados para encontrar al maestro a mitad de camino abriéndose ellos mismos para recibir la instrucción espiritual – la esencia de las enseñanzas nunca penetrara sus mentes.

Esta es la hábil psicología del ser iluminado. Podemos llamarlo incluso, su política. Él comprende la manera en que la gente piensa y puede tomar la medida de su mente supersticiosa. Él puede ajustar espontáneamente la aproximación a sus limitaciones y asegurarse de que estén listos antes de mostrarles sus caminos individuales. Su visión no-obstruida abraza a todos los fenómenos existentes, incluyendo los más sutiles movimientos de nuestra mente, y de este modo él puede enseñarnos adecuadamente.

Cuando un ser iluminado da enseñanzas, la fuerza de sus realizaciones presta un poder especial a todas las cosas que él dice o hace. Incluso una palabra de su habla despierta, puede satisfacer las necesidades de muchos seres distintos. La gente ordinaria está limitada en cuanto a lo que ellos pueden comunicar con palabras; su habla rara vez lleva una sensación de realización. Pero el habla de un ser iluminado es diferente. No importa cual sea el tema, cada oyente recibe exactamente lo que él necesita.

Ordinariamente, si sentimos que alguien es un buen orador, podemos alabarlo diciendo, ‘¡Que poderosa conferencia dio!’. Pero desde el punto de vista budista, el verdadero poder del habla no se encuentra en el habla misma. Detrás de las palabras, dentro de la mente del orador, debe existir la experiencia viva de la luminosa y penetrante sabiduría. Esta sabiduría da al habla de Buda su poder. Tal poder no tiene nada que ver con la elocuencia de una persona ordinaria. Es solamente una cuestión de realización interna. Ya que un Buda es aquel cuyas realizaciones son completas, su habla tiene el poder de afectar a cada oyente de una manera profundamente personal. No tan solo esto, sino que un ser iluminado puede hacer surgir la comprensión sin tener que usar absolutamente ninguna palabra.

La primera enseñanza formal que Buda Shakyamuni dio después de alcanzar la iluminación bajo el árbol bodhi, fue dada en el Parque del Venado en Sarnath. El libró esas enseñanzas a los cinco meditadores que le habían seguido durante sus seis años de practicas ascéticas, pero que le abandonaron cuando el abandonó su estricta disciplina de auto-mortificación. El tema de su primer giro de la rueda del Dharma fue las Cuatro Verdades de los Nobles. Las dos primeras verdades revelan la existencia del sufrimiento y la insatisfacción en nuestras vidas y muestran como la fuente de todos los problemas debe ser encontrada en el sediento apego de la mente – ya sea dirigido hacia objetos de los sentidos o pervertido en una auto-negación extrema. Las dos últimas verdades describen el estado de completa cesación de todo sufrimiento y el camino medio, libre de todos los extremos, que conducen a esta perfecta cesación.

El segundo giro de la rueda del Dharma empezó en el Pico del Buitre a las afueras de Rajagriha, no lejos de Bodh Gaya, y tuvo a ver con la verdadera naturaleza de la realidad. Estos discursos sobre la perfección de la sabiduría presentan la profunda visión de la vacuidad (shunyata) dentro del contexto del modo de vida de un bodhisatva. Estas enseñanzas de la ausencia de auto-existencia inherente de los fenómenos – su vacuidad de una verdadera y substancial existencia – son mucho más sutiles que aquellas del primer giro, y fueron dirigidas a discípulos de muy alta inteligencia y motivación.

Después de los dos primeros giros, se tornó necesario clarificar la aparente contradicción en las enseñanzas. Mientras enseñaba las cuatro verdades, Buda estaba preocupado en presentar el camino básico que conduce del sufrimiento a la liberación. Por lo tanto hizo hincapié, en aquellas enseñanzas, en la naturaleza funcional de los fenómenos. Describió en detalle como funciona la mente, como nos ata a repetidas insatisfacciones y como, si es adiestrada apropiadamente, nos libera de esta situación. Durante este primer giro de la rueda Buda hablo de la mente, o consciencia, en términos de su existencia como una entidad real. En el segundo giro, sin embargo, cuando expuso las concepciones erróneas sutiles con las cuales nosotros vemos la realidad, habló principalmente en términos de la manera en la que las cosas no existen.

Buda no deseaba confundir a sus seguidores, pero vio que la aparente contradicción entre estas dos aproximaciones – una haciendo hincapié en la existencia y la otra en la no-existencia – podría causar algunas dificultades en el futuro. Para evitar posibles confusiones estableció las enseñanzas del tercer giro de la rueda del Dharma.

Cuando el mismo Buda presentaba sus enseñanzas, incluso aquellas del muy sutil segundo giro, no tenía que preocuparse de que sus discípulos mal interpretaran lo que él quería significar. Él conocía la capacidad mental de su audiencia, y era capaz de hablar directamente al corazón de cada oyente. Pero él estaba preocupado de que otros discípulos de capacidad inferior y aquellos que vendrían en el futuro pudieran ser confundidos. Ellos podían preguntarse: ‘¿Por qué Buda dice, sobre el mismo tema, algunas veces “si” y algunas veces “no”?’. Para beneficio suyo, por lo tanto, suministro más clarificación.

Una característica mayor de todas las enseñanzas de Buda es que ellas están diseñadas para suplir las necesidades y aptitudes de cada individuo. Ya que todos tenemos diferentes intereses, problemas y maneras de vivir, ningún método de instrucción podrá jamás ser adecuado para todo el mundo. El mismo Buda explicó que con el propósito de llegar a un discípulo particular, le enseñaría una doctrina particular. De este modo podía haber ciertos momentos en los que fuera necesario decir ‘si’ y otros en los que fuera más apropiado decir ‘no’, incluso como respuesta a la misma pregunta.

Debido a que el Budismo es flexible de esta manera y carece de una cualidad rígida, dogmática, a menudo siento que es mas un sistema filosófico que una religión. Con esto no quiero decir que el budismo no tenga absolutamente ningún aspecto religioso. Quiero decir simplemente, que el budismo exige una inspección inteligente de sus enseñanzas en lugar de una aceptación ciega. Este énfasis en la experiencia e investigación personal lo hace único de entre los sistemas de pensamiento religioso.

Si no echamos una razonada e investigadora mirada a las enseñanzas, pueden surgir varios peligros. De un lado, las aparentes contradicciones entre lo que Buda enseño en diferentes momentos puede hacernos cuestionar totalmente el valor de sus instrucciones. Con una visión limitada incapaz de ver la determinación del propósito que hay detrás de esta aparente discrepancia, podemos encontrar esas enseñanzas como una fuente de confusión en lugar de una fuente de comprensión. Consecuentemente, podríamos despreciarlas totalmente. Por otro lado, si adoptamos una muy piadosa e incuestionable actitud hacia las enseñanzas, aceptando a pies juntillas cualquier cosa que Buda dijo, meramente porque lo dijo él, mas pronto o más tarde sufriremos una dolorosa decepción. Alguien nos cuestionará nuestras creencias y, ya que ellas estaban cimentadas en nada excepto en una fe ciega, nuestras convicciones se desmoronarán.

De acuerdo con el budismo mahayana, existen dos categorías de enseñanzas de Buda: definitivas e interpretables. Las enseñanzas definitivas discuten la naturaleza absoluta de la realidad, mientras que las enseñanzas interpretables tienen a ver con las realidades convencionales y por lo tanto deben ser interpretadas apropiadamente antes de que puedan ser comprendidas. Debido a que existen estas dos divisiones, nunca debemos sentir meramente que porque algo que hemos leído o escuchado es la palabra de Buda, debemos aceptarlo literalmente y sin cuestionarlo. Adoptar tal actitud ciega hacia tan importante materia como el desarrollo espiritual es muy peligroso, y carece completamente de sabiduría.

Por todas estas razones, en el tercer giro de la rueda del Dharma Buda dio las pautas para reconciliar los dos primeros giros. Él explico, para aquellos que de lo contrario hubieran podido mal interpretarlo, la manera en que ciertos aspectos de las cosas pueden ser llamadas existentes y otras no-existentes. Estas pautas muestran cuan importante es mirar mas allá de las meras palabras para encontrar el verdadero significado de cualquier cosa que el Buda enseño.

Dondequiera que Buda hablaba hacia hincapié en la importancia de hacer una investigación personal de sus palabras y su significado. Solamente cuando estamos convencidos de que las enseñanzas son ciertas y aplicables a nuestras propias vidas debemos adoptarlas. Si ellas no tienen éxito en convencernos, deben dejarse de lado. Él comparó este proceso de comprobar la verdad de sus enseñanzas con el utilizado para determinar la pureza del oro. Así como nosotros nunca pagaríamos, sin comprobarlo, un alto precio por algo que pretendidamente es oro real, nosotros somos también responsables de examinar las enseñanzas de Buda por nosotros mismos para ver si ellas son razonables y valen la pena.

A pesar de que es tradicional dividir las enseñanzas de Buda en estos tres giros de la rueda del Dharma, no debemos pensar que esto es todo lo que él enseño. Además de un inmenso cuerpo de discursos explicando el camino gradual a la iluminación, enseño el camino relámpago del tantra, capaz de llevar a un discípulo a la plena perfección en una sola vida.

No hubo una sola cosa que Buda hiciera desde el momento en que vino a esta tierra hasta que murió, que no fuera hecha con otro propósito que el de conducir a todos los seres vivientes a la liberación de su sufrimiento mental y físico. Sus discursos formales fueron tan solo una parte de sus comprensivas enseñanzas: la manera en la que vivió proporcionó un ejemplo constante a los demás. Y debido a que todo lo que él enseñó, dijo o hizo nació de su perfecta sabiduría, todas sus acciones fueron trascendentales, capaces de traer la paz y tranquilidad últimas a aquellos que puedan llevar estas enseñanzas a su corazón.


Fuentes:

[Lama Yeshe en la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos, 1978]

Impulsos Mentales


Practicamos budaDharma para alcanzar la budeidad

Budeidad quiere decir no-sufrimiento

no-engaño

escapar de la existencia cíclica

La semilla de la budeidad está en todos los seres sintientes

Pero existe una diferencia entre

Esta semilla búdica

Y la budeidad lograda a través de la meditación

Sin embargo, si esta semilla no estuviera allí desde el principio

El fruto de la budeidad no podría madurar

Esto es verdad

Y debe ser comprendido

La leche procesada se convierte en mantequilla

Los seres sintientes purificados se convierten en budas

La mantequilla no puede tornarse leche otra vez

Los seres sintientes que han alcanzado la budeidad no pueden regresar

La budeidad es la comprensión

De la vacuidad de la propia mente de uno

No-forma

No-color

No-tangible

Esto existe tan solo en los estados impuros

Pero esta vacuidad

No esta vacía de todas las cosas

Es vacuidad en la que todo es conocido

Con perfecta claridad

La esencia de la mente es vacuidad

La naturaleza de la mente es claridad

La mente clara y vacía es la budeidad

El estado de apertura

Estas tres cualidades no están separadas

Son lo mismo

En los seres sintientes la vacuidad no es experimentada

Lo es la ignorancia

La claridad no es experimentada

Lo son los seis sentidos

La verdadera naturaleza de la mente es eterna

Es no nacida

Y no muere

Y por lo tanto es eterna

Solamente muere el cuerpo

La ignorancia

Construida sobre lo que reciben nuestros cinco sentidos

Crea dualidad

Obstrucciones

E ilusiones

Con las cuales percibimos el mundo

El samsara y el nirvana no son diferentes

Solo nosotros los percibimos como tal

Existen seis reinos de existencia

Tres superiores

Y tres inferiores

En los que hay muchos seres

El numero de seres en el infierno

Es igual al

Numero de átomos en el mundo,

Aquellos en el reino animal

Son iguales al numero de copos de nieve de una tormenta,

El de seres humanos es igual al numero de estrellas

En el cielo nocturno,

El de preciosas vidas humanas es igual al numero de estrellas

Durante el día

Pero quizás estos reinos

Son tan solo estados de mente

Buda dijo

Que estos estados son tanto reales como irreales

Como un sueño

Cuando estas soñando es real

Cuando te despiertas es irreal

Todas las cosas son reales o irreales

El reflejo de la luna en el agua

No es realmente la luna

Pero es real

Porque puedes verlo

En el hinayana

Todo lo ilusoriamente bueno y malo se detiene

En el mahayana

Todo lo ilusoriamente malo es gradualmente transformado

En el vajrayana

La transformación de todo lo ilusoriamente malo a bueno

Es la practica

Cuando pensamos en un país

Solamente unos pocos lugares vienen a la mente

De la misma manera

Cuando pensamos acerca del ser

Uno puede conocer tan solo una pequeña parte

La naturaleza búdica no surgirá

Entonces se desvanece

La mente en esencia es pura


Fuentes:

[Kalu Rimpoche en su monasterio, cerca de Darjeeling, India]

Refugio

Tomar refugio es el primer paso en el camino budista a la liberación interior, pero no es algo nuevo. Nosotros hemos estado tomando refugio toda nuestra vida, a pesar de hacerlo principalmente en cosas externas, esperando encontrar seguridad y felicidad. Algunos toman refugio en el dinero, algunos en las drogas. Algunos toman refugio en la comida, en la escalada o en playas soleadas. La mayoría de nosotros busca seguridad y satisfacción en la relación con un hombre o una mujer. A lo largo de nuestra vida hemos ido a la deriva de una situación a la próxima, siempre con la expectativa de una satisfacción final. Nuestras sucesivas relaciones pueden ofrecer algunas veces un alivio temporal, pero en verdad, buscar refugio en las posesiones físicas y placeres transitorios hace meramente mas profunda nuestra confusión en lugar de acabar con ella.

Debemos intentar determinar por nosotros mismos si nuestras experiencias han sido beneficiosas o no. Cuando tomamos refugio solamente en sensaciones o emociones agradables, el problema del apego es meramente agravado y somos tristemente desencantados porque esperábamos una satisfacción perdurable de lo que resultó ser un mero destello de placer efímero. Tomamos refugio en la oscuridad y nos hundimos en una, aún mas, profunda oscuridad.

El refugio budista es un proceso de volverse hacia dentro y que empieza con el descubrimiento de nuestro propio potencial ilimitado como seres humanos. Este descubrimiento genera un tremendo fervor para el desarrollo de nuestra innata energía de sabiduría. La completa y perfecta sabiduría es la budeidad. Quizás la palabra ‘buda’ conjura una imagen remota y bastante oriental. Pero ‘buda’ es solo una palabra y ella significa una mente totalmente abierta, un ‘loto abierto’. Cuando finalmente realizamos nuestro potencial y llegamos a esta total apertura de mente, nos convertimos en budas.

Sin embargo, de entrada nos sentimos desesperanzados, inútiles e incapaces de una auto-mejora. Buda parece estar en algún lugar en el espacio, completamente inalcanzable, y nosotros no somos nada. Pero esto no es verdad; no debemos infravalorarnos. Shakyamuni, el buda histórico, estuvo una vez incluso mas confundido de lo que nosotros lo estamos, pero descubriendo su propia y latente energía de sabiduría alcanzo la iluminación. Existen incontables budas, y todos los seres vivientes poseen la capacidad innata para unificar sus mentes con la insuperable claridad de la iluminación.

Durante la época de Shakyamuni Buda, mucha gente alcanzó una profunda percepción y experimentaron un gozo milagroso como mero resultado de verlo. A pesar de que su cuerpo desapareció hace mucho tiempo, nosotros todavía nos beneficiamos del poder de su sabiduría y compasión. Cultivando nuestros propios poderes latentes y desarrollando continuamente nuestra sabiduría, también nosotros podremos beneficiar inmensamente a los demás. No importa cuanto cambie el mundo alrededor nuestro o fluctúen nuestras fortunas, nuestro mundo interno puede permanecer estable y equilibrado cuando es fortificado por esta profunda comprensión. La sabiduría trae una indefectible felicidad, al contrario de esos objetos de refugio temporales que solo traen seductores momentos de placer breves e inconclusos.

Los tres objetos de refugio son buda, Dharma y sangha. Tomar refugio en Buda implica aceptar la guía de seres iluminados como único remedio para la confusión e insatisfacción de nuestra vida presente. Esta es la única manera en que podemos realizar nuestra capacidad dormida para lograr la liberación interna. Existen dos aspectos del refugio: el externo y el interno. El refugio externo significa buscar la guía de los budas vivientes, ya que somos incapaces de lograr la liberación sin un maestro. Los budas proveen también inspiración y son modelos sublimes para que los emulemos. Cuando contemplamos el estado iluminado, su reflejo dentro de nuestra propia mente nos llena de alegre y radiante energía. Esto demuestra que a pesar de que actualmente no estamos plenamente iluminados, la semilla de la budeidad esta contenida en cada uno de nosotros. El refugio interno esta dirigido hacia esta semilla de la iluminación, esta naturaleza búdica interna. Reconocemos que en un estado último, nosotros somos nuestro propio refugio.

Si estamos convencidos de que estamos mas allá de la esperanza y la incapacidad de cambiar, o si pensamos que ya somos perfectos, entonces por supuesto que obviamente no existe ninguna razón para tomar refugio. Pero si honestamente examinamos nuestras mentes, nuestra manera de vivir, y los patrones de nuestras relaciones, podremos reconocer nuestra propia enfermedad espiritual. El ser iluminado hacia el que nos volvemos en ese punto es en realidad el doctor que diagnostica nuestras dolencias y nos devuelve la perfecta salud.

La medicina prescrita por un buda es el Dharma. Dharma es sabiduría: la sabiduría que comprende nuestra propia naturaleza, y que revela nuestro propio poder latente de auto-liberación. Tomar refugio en el Dharma significa utilizar esta energía ahora. Esto restaura nuestro, hasta ahora, sentido de dignidad humana y nos hace sentir que podemos, después de todo, hacer algo positivo de nosotros mismos. Aquellos que toman refugio profundamente, nunca se sienten perdidos o desesperados. El refugio nos libera de estados mentales viles. Al tiempo que nuestro auto-respeto y confianza se incrementan, nuestras relaciones con los otros mejoran. Habiendo descubierto nuestra propia fortaleza interna también reconocemos y respetamos la naturaleza búdica en los demás.

Dharma significa comprender la realidad. La meditación y las oraciones no son Dharma; ellos son meras herramientas para alcanzar esta sabiduría interna. Incluso si meditamos todo el día, pero carecemos totalmente de una comprensión del Dharma, lograremos algo poco precioso. Tampoco son Dharma los textos religiosos; ellos son meramente libros sobre el Dharma, medios para comunicar información sobre el Dharma. El verdadero Dharma o religión es una experiencia personal que cada uno de nosotros debe obtener solo de sí mismo. Existe una campana del Dharma dentro de nosotros y deberíamos utilizarla para despertar y activar nuestra propia sabiduría dormida. Generalmente nuestra mente esta completamente ocupada con pensamientos añejos, inútiles y repetitivos: agarrándose a fantasías, y dando rienda suelta al enfado, celos o desesperación, cuando ellas nos eluden. Practicar Dharma significa hacer sonar nuestra campana de sabiduría interior, estando siempre alerta y eliminando el rechazo que obstruye nuestra mente: los apegos y adicciones que rondan nuestros sueños diurnos. Haciendo de esto nuestra practica diaria, nosotros mismos nos convertimos en Dharma; toda nuestra energía se convierte en sabiduría del Dharma. Entonces estamos tomando verdaderamente refugio, permitiendo regular nuestras vidas solo al Dharma interior.

El tercer objeto de refugio es la sangha. La sangha se compone de aquellos que están dotados con sabiduría. Ellos son como las enfermeras y amigos que nos ayudan a recuperarnos de la enfermedad. Sangha no son solamente aquellos que visten de azafrán o de amarillo, sino también aquellos amigos que nos influencian de modo beneficioso. Esos amigos espirituales nos infunden vigor y nos inspiran, y por lo tanto deben distinguirse claramente de los amigos ordinarios que nos acogen. Por ejemplo, todo el mundo que se encuentra en este curso de meditación proviene de distinta formación y tiene un punto de vista diferente. Pero hemos abierto nuestros corazones unos a otros y hemos compartido algunas experiencias profundas. De hecho, nos podemos sentir mas cálidos hacia los amigos que hemos hecho aquí que hacia nuestros viejos amigos. ¿Por qué esto?. Porque sentimos un espíritu de unidad: juntos hemos respondido a la belleza de la sabiduría del Dharma.

Los verdaderos amigos espirituales se sostienen el uno al otro en su practica y fomentan el crecimiento del otro en conocimiento y conciencia. Necesitamos soporte, porque somos influenciados demasiado fácilmente por el entorno y por la gente de nuestro alrededor. Supongamos que soy un bebedor empedernido, pero que he decidido tener cuidado de mí mismo y abandonar el habito. Entonces un amigo dice, ‘¡Que día más caluroso! Vamos a tomar algo’. Así que ese día voy con él, y otra vez al día siguiente, y pronto me encuentro a mí mismo de vuelta a la misma vieja rutina.

Además, en la amistad ordinaria confundimos a menudo el apego con el afecto. Por ejemplo, mi amigo puede mostrar su afecto aparente por mí sugiriendo que vayamos a tomar algo juntos. Si declino el ofrecimiento, puede pensar de mí que soy un antipático y sentirse rechazado, así que accedo. Así es como los amigos nos pueden llevar al ‘desastre’. No utilizan amenazas, ni tampoco la fuerza, pero mostrando el tipo de afecto compuesto solamente de aferramiento y apego, me conducen a una situación que hubiera preferido evitar. Es esencial por lo tanto que desarrollemos el ojo de la sabiduría que distingue el verdadero amor del mero apego, y que podamos ver la diferencia entre lo que nos beneficia y lo que nos daña. Debemos apoyarnos totalmente en esta sabiduría, en lugar de en nuestras siempre fluctuantes respuestas emocionales.

Puedo ver claramente la importancia de la amistad espiritual cuando visito a mis estudiantes alrededor del mundo. Cuando están entre amigos en el entorno de apoyo de un curso de meditación, son felices y entusiastas. Pero después que han abandonado el curso e intentan practicar por si mismos, su energía decrece lentamente, y hacia el tiempo en que los veo de nuevo están de regreso al bache. Esto muestra nuestra necesidad por fortalecer las influencias que mantienen nuestra energía fluyendo en los canales correctos. Cualesquiera personas provean esta influencia – ya sean orientales u occidentales, blancos o negros, hombre o mujer – son la verdadera sangha.

Debería estar claro ahora, que el impulso para tomar refugio surge de ver la necesidad de desarrollar nuestras mentes y cultivar nuestra sabiduría. Ser budista es una experiencia interior, y no una experiencia que pueda necesariamente ser medida por nuestro comportamiento externo. A menudo encuentro gentes que no abrazan ninguna religión o punto de vista filosófico particular y quienes, de una manera simple y tranquila, toman refugio en la sabiduría. Ellos son sensibles a las necesidades propias y de los demás e intentan dar sentido a sus vidas desarrollándose a sí mismos y ayudando a los demás. En mi opinión, tales personas son budistas, a pesar de que nunca hayan podido escuchar hablar de Buda Shakyamuni o su Dharma.

Tomar refugio no es difícil, pero sería un error pensar que podemos sentarnos pasivamente y dejar que el buda, el Dharma y la sangha hagan el trabajo por nosotros. Buda dijo, ‘Sois responsables de vuestra propia confusión, y sois responsables de vuestra propia liberación’. Lo que nos salva de la confusión es nuestra sabiduría. Si tomamos refugio mientras comprendemos plenamente el significado de los tres objetos de refugio, nuestra sabiduría crecerá y nos llenará con enérgica determinación para seguir el camino a la liberación.

Una vez hemos tomado formalmente refugio, asumimos cierta responsabilidad para con nuestro comportamiento. Debemos observar nuestra mente y examinar el proceso interno de acción y reacción. ‘¿Qué es lo que esta haciendo mi mente ahora?. ¿Qué impulsos están surgiendo?. ¿Cuando actúo así, cual es el resultado?’. Por ejemplo, debemos observar como los demás reaccionan cuando pronunciamos palabras vacías e innecesarias o cuando hablamos sin comprender lo que estamos diciendo. Las palabras son muy poderosas. La comunicación corporal tiene también un poderoso efecto en los demás; nuestra postura, nuestros movimientos y nuestras expresiones faciales producen una profunda impresión en las mentes de otras personas. Ya que la mayoría de nuestros problemas implican a otras personas, es importante ser conscientes de nuestro comportamiento y evitar dañar a cualquiera.

Este proceso de acción y reacción es llamado karma. Karma puede parecer un término técnico filosófico, pero no es nada mas que nuestra propia experiencia. Ella nos dice que resultados esperar de nuestras acciones, y de este modo juega un papel vital en la practica espiritual. Queremos meditar y desarrollar sabiduría, pero si no hacemos ningún intento por controlar nuestro comportamiento y nuestra dispersada y consternada mente, no debemos ir muy lejos. Por esta razón decimos, ‘Vigila tu karma’. Debemos actuar con sabiduría discriminatoria con el fin de crear las mejores condiciones internas para lograr nuestros propósitos.

Para recapitular: buda es la mente totalmente abierta, el estado mas allá de la confusión; Dharma es el camino de sabiduría que conduce a ese estado; y la sangha esta compuesta de aquellos que están dotados con la sabiduría y que pueden ayudarnos a lo largo del camino. Es nuestra propia insatisfacción a lo largo de nuestra vida la que nos impulsa a tomar refugio en el buda, el Dharma y la sangha. Realizamos que aferrarnos a los sueños diurnos y posesiones físicas nunca nos han proporcionado una felicidad duradera. Por lo tanto, con el fin de librarnos nosotros mismos de esta insatisfacción y obtener una comprensión de la realidad, tomamos refugio en la sabiduría: el camino a la liberación interior.

Pero debéis ser cuidadosos en no exagerar vuestros propios problemas, ni de preocuparse exclusivamente en tomar refugio solo para vosotros mismos. Recordad que todos los seres están confundidos y son infelices lo mismo que vosotros lo estáis. Por lo tanto, dondequiera que toméis refugio, visualizad a vuestro padre y madre a vuestro lado, vuestros amigos y familiares detrás de vosotros, aquellos que os agitan sentados frente a vosotros, y todos los demás seres alrededor de vosotros. Con simpatía y cariñosa amabilidad pensad, ‘Todos los seres en el universo, incluyéndome a mí mismo, han estado en confusión desde tiempo sin principio, tomando refugio en ficciones y encontrando obstáculos constantemente. Ahora tengo la oportunidad para desarrollar mi potencial humano y unificarme con la omnisciencia de la consciencia totalmente abierta. En lugar de escuchar mi confusa y aferrada mente, escucharé a la sabiduría; esta es la única manera de liberarme a mí mismo y a todos los seres. Por esta razón tomo ahora refugio en el buda, el Dharma y la sangha.’

Luego visualizáis a Buda Shakyamuni frente a vosotros: una luz blanca irradia de la coronilla de su cabeza, una roja desde su garganta y una azul desde su corazón. Podéis visualizar a vuestro propio maestro espiritual como este principal objeto de refugio o, si ello viene mas naturalmente, a Jesucristo u otro guía espiritual a quien reverenciéis como alguien que a trascendido toda ilusión. Vuestro objeto de refugio debe ser visualizado en un aspecto gentil y amoroso e irradiando las tres luces de colores. Estos rayos de luz fluyen hacia vosotros y todos los seres que os rodean, y purifican toda la energía negativa, especialmente la desesperación y la auto-degradación.

En este punto puede surgir una pregunta. ‘¿Si tomar refugio es una cuestión de depender de nuestra propia sabiduría interna, porque tenemos una ceremonia formal de refugio?’. La respuesta es que ello nos recuerda cuan crítico es el momento de tomar refugio: él marca nuestra llegada a una crucial percepción dentro de nuestra propia naturaleza. Demasiadas veces en el pasado hemos buscado seguridad en trivialidades, pero ahora hemos descubierto nuestra capacidad innata para llevar a cabo el más excelso de todos los destinos: la completa emancipación del sufrimiento. Estamos decididos a que, desde ahora en adelante, en lugar de tomar refugio en ficciones efímeras, tomaremos refugio en nuestra propia pura y clara energía de sabiduría y empezaremos a andar el camino de la liberación. La acción ceremonial de tomar refugio fortalece esta determinación.

Fuentes:
[Lama Yeshe en Yiga Choezin, Zurich, Suiza, 1978]

Creando Espacio


La bodhichitta es la verdad esencial y universal.

Este más puro pensamiento, es el deseo de llevar a todos los seres sintientes a la realización de su mas alto potencial: la iluminación.

El bodhisatva ve la naturaleza de cristal que existe en cada uno de nosotros, y reconociendo la belleza de nuestro potencial humano, siempre tiene respeto.

Para la mente irrespetuosa los seres humanos son como la yerba, algo a ser usado. ‘¡Ah!, él no significa nada para mí. Los seres humanos no son nada para mí’.

Todos intentamos aprovecharnos de algún otro para sacar provecho solo para nosotros mismos. El mundo entero esta construido sobre el apego. Los países grandes aplastan a los pequeños, los niños mayores cogen los dulces de los mas pequeños, los maridos sacan provecho de sus esposas. Me hago amigo de alguien porque puede beneficiarme. Es lo mismo con el resto del mundo. Novios, novias. Todo el mundo quiere algo.

El deseo de hacerse amigos tan solo para el beneficio de la otra persona es muy raro; sin embargo merece mucho la pena. Buda explico que incluso el pensamiento de un momento de esta mente dedicada a la iluminación para el beneficio de los demás, puede destruir el karma negativo de cien mil vidas.

Tenemos apego, que nos oprime y nos hace sentir incómodos. Pero incluso el calor de una minúscula ascua de bodhichitta torna cálido al corazón y lo relaja.

La bodhichitta es la solución poderosa, la energía atómica que destruye el reino del apego.

La bodhichitta no es amor emocional. Comprendiendo la naturaleza relativa de los seres sintientes y viendo su más alto destino, y desarrollando el ferviente deseo de llevar a todos los seres a ese estado de iluminación, la mente se llena con amor nacido de la sabiduría, no de emoción.

La bodhichitta no es parcial. Dondequiera que vayas con bodhichitta, si encuentras gente, rica o pobre, blanca o negra, te sientes cómodo y puedes comunicarte.

Tenemos una idea fija; la vida es de esta manera o de tal otra. ‘Esto es bueno. Esto es malo’. No comprendemos los diferentes aspectos de la condición humana. Pero, poseyendo este increíble pensamiento universal nuestra mente estrecha se desvanece automáticamente. Es así de sencillo; tienes espacio y la vida se vuelve más fácil.

Por ejemplo, alguien nos mira, mira nuestra casa, nuestro jardín y alucinamos. Estamos tan inseguros y oprimidos en nuestros corazones. Arrogantes. ‘¡No me mires!’. Pero con la bodhichitta hay espacio. Cuando alguien mira podemos decir, ‘Mm. Ella esta mirando. Pero esta bien.’ ¿Comprendéis?. En lugar de sentiros disgustados sabéis que esta bien.

La bodhichitta es el intoxicante que nos anestesia contra el dolor y nos llena de gozo. La bodhichitta es la alquimia que transforma cada acción en beneficio para los demás. La bodhichitta es la nube que carga con la lluvia de la energía positiva para nutrir a las cosas que crecen.

La bodhichitta no es una doctrina. Es un estado de mente. Esta experiencia interna es completamente individual. Así que, ¿Cómo podemos nosotros ver quien es un bodhisatva y quien no?. ¿Cómo podemos ver la mente de la auto-estima?.

Si nosotros mismos nos sentimos inseguros proyectaremos este sentimiento negativo en los demás.

Necesitamos el pensamiento puro, más interno, de la bodhichitta; dondequiera que vayamos éste tendrá cuidado de nosotros.

Fuentes:
[Lama Yeshe en Kopan Monastery, Kathmandu, Nepal, 1976]

Mantra


Es una concepción errónea común que el recitar mantras sea un ejercicio mental externo y antinatural, en lugar de un acontecimiento interno y espontáneo. Recitar un mantra, sin embargo, no significa la mera repetición vocal de sílabas habladas. Muchos meditadores conocen por experiencia que el acto de recitar mantras trasciende sonidos y palabras externas. Es mas bien como escuchar un sonido interno sutil que siempre ha habitado nuestro sistema nervioso.

Cuando recibimos la transmisión de un mantra de un maestro cualificado, la integración de la sabiduría de ese mantra dentro de nuestra consciencia es grandemente facilitada. A través del poder de la sabiduría del mantra podemos comunicarnos fácilmente con nuestra propia y verdadera sabiduría interna mientras permanecemos libres de distracciones externas. El estado normal de mente orientado al mundo nos impide dejar ir los problemas emocionales cuando ellos surgen. Estas distracciones invaden nuestra mente y constantemente impiden nuestra concentración. Cuando recitamos un mantra esta agitación mental amaina espontáneamente, dejando nuestra mente en un estado de paz. El Mantra trae una mas fuerte y mas integrada concentración en un solo punto. Él, rápidamente nos libra de las interrupciones causadas por nuestra respuesta sensorial habitual a los estímulos externos.

Cuando intentamos desarrollar una percepción penetrante de la vacuidad, sería absurdo el tener cantidad de tiempo para comer y dormir, y ningún tiempo para recitar mantras. Normalmente, tenemos mucho tiempo para escuchar habladurías sin sentido pero ningún tiempo para desarrollar nuestra sabiduría escuchando nuestro sonido interno. A decir verdad, nuestro sonido interno puede ser el medio para lograr un perfecto samadhi, una perfecta absorción en la realidad.

La existencia de sonido interno no puede ser negada. Nuestro sistema nervioso posee su propio sonido interno específico. Esto no es algo que los mahayanas hayan inventado; es una realidad objetiva que existe dentro de nosotros. Por ejemplo, el sonido ‘a’ existe dentro de nosotros desde que nacemos. Todos los sonidos del habla han derivado de ‘a’. Sin ‘a’ no habría ningún otro sonido.

El mantra se vuelve más poderoso cuando es impartido por un maestro cualificado que posee una profunda experiencia interna del mantra. Él, ha adquirido el poder del mantra de su propio maestro, y ha obtenido mas experiencia estando en retiro. Además, un buen maestro crea una situación que acentúa nuestra receptividad a la sabiduría transmitida por el mantra.

El mantra funciona de muchas maneras. La recitación de un mantra un numero dado de veces, combinado con la concentración, abre instintivamente nuestra mente a percepciones y poderes supra-normales. Los mantras pueden utilizarse también como terapia para enfermos, y pueden llevar paz a los perturbados mentalmente. Esta ha sido la experiencia de muchos meditadores.

El mantra es energía. Es siempre pura, y no puede ser contaminada por procesos de pensamiento negativo. Ya que el mantra no es una energía burda, no puede ser corrompido de la manera en que los fenómenos sensoriales son corrompidos por nuestras propias mentes. Uno puede descubrir fácilmente el poder del mantra por si mismo embarcándose en un retiro de meditación.

Aquellos dotados de hábil sabiduría lograran realizaciones de manera natural a través del poder del mantra. Los practicantes del mantra yoga descubrirán que el sonido interno se vuelve uno con el mantra mismo. Entonces incluso su habla normal se convierte en mantra.

Fuentes:
[Lama Yeshe en Kopan Monastery, Kathmandu, Nepal, 1975]

Buscando el Yo


Todos los problemas que encontramos en el samsara: el ciclo de repetidas muertes y renacimientos, tiene su fuente en la ignorancia que se aferra a las cosas como si ellas fueran auto-existentes. Nuestra situación en este ciclo es similar al estar atrapado en un gran edificio con muchas habitaciones y puertas, pero con tan solo una puerta conduciendo fuera. Vagamos sin esperanza de una parte del edificio a otra, buscando la puerta correcta. La puerta que nos conduce fuera del samsara es la sabiduría que realiza la vacuidad de la auto-existencia. Esta sabiduría es el remedio directo para la ignorancia, la cual es tanto la causa como el efecto de apegarnos al ser, y la que cree que el ser o ‘yo’ es inherente e independientemente existente. En otras palabras, el yo parece ser algo que no es: una entidad concreta, inmutable, existiendo por derecho propio, y nuestra mente ignorante se apega a esta visión errónea. Entonces nos tornamos adictos a ese yo fantasma y lo atesoramos como si fuera la más preciosa de las posesiones. La sabiduría reconoce que tal yo autónomamente existente es totalmente no-existente y de este modo, la ignorancia es destruida por la sabiduría. Se dice en las escrituras budistas que realizar la visión correcta de la vacuidad, incluso por un momento, sacude los cimientos del samsara, igual que un terremoto sacude los cimientos de un edificio.

Cada uno de nosotros posee esta convicción instintiva de un yo concreto, existente independientemente. Cuando despertamos por la mañana pensamos, ‘tengo que preparar el desayuno’, o, ‘tengo que ir al trabajo’. De ahí surge la poderosa intuición de un yo que existe por derecho propio, y nos apegamos a esa creencia equivocada. Si alguien dice, ‘Eres un estúpido’ o ‘Eres inteligente’, ese yo salta desde las profundidades de nuestra mente, ardiendo de enfado o hinchado de orgullo. Esta fuerte sensación de ser, ha estado con nosotros desde el nacimiento – no la aprendimos de nuestros padres o maestros. Ella aparece mas vívidamente en momentos de fuertes emociones: cuando somos maltratados, se abusa de nosotros o estamos bajo la influencia del apego o el orgullo. Si experimentamos un terremoto o nuestro coche o avión esta a punto de estrellarse, un yo aterrado nos invade, haciéndonos totalmente ajenos a cualquier otra cosa. Una fuerte sensación de yo surge también cuando quiera que se pronuncie nuestro nombre. Pero este aparentemente sólido, autónomo yo, no es auténtico. Absolutamente no existe.

Esto no significa que nosotros no existamos, puesto que existe un yo valido convencionalmente existente. Este es el ser que experimenta felicidad y sufrimiento, que trabaja, estudia, come, duerme, medita y se torna iluminado. Este yo existe, pero el otro yo es una mera alucinación. En nuestra ignorancia, sin embargo, confundimos el falso yo con el yo convencional y somos incapaces de separarlos.

Esto nos lleva a un problema que surge a menudo en la meditación en vacuidad. Algunos meditadores piensan, ‘Mi cuerpo no es el yo, mi mente no es el yo, por lo tanto yo no existo’, o, ‘Ya que no puedo encontrar mi yo, debo estar cerca de la realización de la vacuidad’. La meditación que conduce a tales conclusiones es incorrecta, porque ignora al ser convencional. El meditador yerra en reconocer e identificar apropiadamente el falso yo que debe ser repudiado y en su lugar repudia al yo convencional o relativo que si existe. Si este error no es corregido se puede desarrollar hacia una visión nihilista de que absolutamente nada existe, y puede conducir a mas confusión y sufrimiento en lugar de conducir a la liberación.

¿Cuál es entonces la diferencia entre el falso yo y el yo convencional?. El falso yo es meramente una idea errónea que tenemos acerca del ser: digamos que es algo concreto, independiente y existente por derecho propio. El yo que existe es dependiente: surge en dependencia del cuerpo y de la mente, los componentes de nuestro ser. Esta combinación cuerpo-mente es la base sobre la cual el pensamiento conceptual adscribe un nombre. En el caso de una vela, la cera y la mecha son la base a la que el nombre ‘vela’ es adscrito. De este modo una vela es dependiente de sus componentes y su nombre. No existe una vela aparte de estos. De la misma manera, no existe un yo independiente del cuerpo, la mente y el nombre.

Cuando quiera que surja la sensación de yo, como en ‘Yo estoy hambriento’, la ignorancia del auto-apego cree que este yo es concreto e inherentemente existente. Pero si analizamos este yo, encontraremos que esta hecho del cuerpo – específicamente nuestro estomago vacío – y la mente que se identifica a sí misma con la sensación de vacío. No existe ningún yo hambriento existente inherentemente aparte de estos elementos interdependientes.

Si el yo fuera independiente, entonces sería capaz de funcionar autónomamente. Por ejemplo, mi yo podría permanecer sentado aquí leyendo mientras mi cuerpo va hacia el pueblo. Mi yo podría ser feliz mientras mi mente esta deprimida. Pero esto es imposible; por lo tanto el yo no puede ser independiente. Cuando mi cuerpo esta sentado, mi yo esta sentado. Cuando mi cuerpo va hacia el pueblo, mi yo va hacia el pueblo. Cuando mi mente esta deprimida, mi yo esta deprimido. De acuerdo con nuestra actividad física o estado mental, decimos, ‘Estoy trabajando’, ‘Estoy comiendo’, ‘Estoy pensando’, ‘Soy feliz’, etc. El yo depende de lo que el cuerpo y la mente hagan; es postulado tan solo sobre estas bases. No existe ninguna otra cosa. No existen otras bases para tal postulación.

La dependencia del yo debería estar clara con estos simples ejemplos. Comprender la dependencia es el medio primordial para realizar la vacuidad, o la existencia no-independiente del yo. Todas las cosas son dependientes. Por ejemplo, el termino ‘cuerpo’ es aplicado a los componentes del cuerpo: piel, sangre, huesos, órganos, etc. Estas partes son dependientes aún de partes más pequeñas: células, átomos y partículas sub-átomicas.

La mente es también dependiente. Nosotros la imaginamos como algo real y auto-existente, y reaccionamos fuertemente si escuchamos, ‘Posees una mente buena’ o, ‘Estas terriblemente confundido’. La mente es un fenómeno sin forma que percibe los objetos, y es de naturaleza clara. Sobre la base de esta función nosotros imputamos la etiqueta ‘mente’. No existe ninguna mente funcionando aparte de estos factores. La mente depende de sus componentes: pensamientos, percepciones y sensaciones momentáneas. Igual que el yo, el cuerpo y la mente dependen de sus componentes y etiquetas, así también todos los fenómenos surgen dependientemente.

Estos puntos pueden ser comprendidos mejor por medio de una simple meditación diseñada para revelar como el yo nace a una existencia aparente. Empezad con una meditación en la respiración para relajar y calmar la mente. Luego, con la alerta de un espía, tranquila y cuidadosamente os volvéis conscientes del yo. ¿Quién o que esta pensando, sintiendo y meditando?. ¿Cómo parece ello nacer a la existencia?. ¿Cómo se os aparece?. ¿Es vuestro yo una creación de vuestra mente, o es algo que existe concretamente e independientemente, por propio derecho?.

Una vez que habéis identificado el yo, intentad localizarlo. ¿Dónde esta?. ¿Esta en vuestra cabeza... en vuestros ojos... en vuestro corazón... en vuestras manos... en vuestro estomago... en vuestros pies?. Cuidadosamente considerad cada parte de vuestro cuerpo, incluyendo los órganos, venas y nervios. ¿Podéis encontrar el yo?. Si no, el puede ser muy pequeño y sutil, así que considerad las células, los átomos y las partes de los átomos.

Después de considerar la totalidad del cuerpo, preguntaos a vosotros mismos una vez mas, como vuestro yo manifiesta su existencia aparente. ¿Aparece todavía como vívido y concreto?. ¿Es vuestro cuerpo el yo, o no?.

Quizás penséis que vuestra mente es el yo. La mente esta constituida de pensamientos que cambian constantemente en rápida sucesión. ¿Qué pensamiento es el yo?. ¿Es un pensamiento de amor... un pensamiento de enfado... un pensamiento serio... un pensamiento tonto?. ¿Podéis encontrar el yo en vuestra mente?

Si vuestro yo no puede ser encontrado en el cuerpo o la mente, ¿existe algún otro lugar donde buscarlo?. ¿Puede el yo existir en cualquier otro lado o de otra manera?. Examinad cada posibilidad.

Una vez mas, examinad la manera en la que el yo se os aparece. ¿Ha habido algún cambio?. ¿Todavía creéis que es real y que existe por propio derecho?. Si tal yo auto-existente todavía aparece, pensad, ‘Este es el falso yo que no existe. No existe ningún yo independiente del cuerpo y la mente’.

Entonces desintegrad mentalmente vuestro cuerpo. Imaginad todos los átomos de vuestro cuerpo separados y flotando aparte. Billones y billones de partículas diminutas esparcidas por todo el espacio. Imaginad que en realidad podéis ver eso. Desintegrad vuestra mente también, y dejad flotar cada pensamiento.

Ahora, ¿Dónde estáis?. ¿Esta el yo auto-existente todavía allí o podéis comprender como el yo es dependiente, meramente atribuido al cuerpo y la mente?

Algunas veces el meditador tendrá la experiencia de perder totalmente el yo. No puede encontrar el ser y siente como si su cuerpo se hubiera desvanecido. No hay nada a lo que agarrarse. Para los seres inteligentes esta es una experiencia de gran alegría, como encontrar un maravilloso tesoro. Aquellos con poca comprensión, sin embargo, están aterrados, o sienten que un tesoro acaba de perderse. Si ocurre esto, no hay ninguna necesidad de temer que el yo convencional haya desaparecido – es meramente una sensación surgida de una visión de la falsa irrealidad del yo.

Con práctica, esta meditación traerá una disolución gradual de nuestro rígido concepto del yo y de todos los fenómenos. Ya nunca mas estaremos tan pesadamente influenciados por la ignorancia. Nuestras mismas percepciones cambiarán y todas las cosas aparecerán ante una nueva y fresca luz.

Examina concienzudamente los objetos, como las formas, que aparecen ante tus seis consciencias, analizando la manera en que se te aparecen. De esta manera el desnudo modo de existencia de las cosas surgirá brillantemente ante ti.

Estas líneas de El Gran Sello de la Vacuidad, un texto sobre el mahamudra del primer Panchen Lama, contiene la llave de toda meditación en la vacuidad. El factor más importante en la realización de la vacuidad es el correcto reconocimiento de lo que debe ser desechado. En los objetos que se le aparecen a nuestras seis consciencias hay un factor existente y uno no-existente. El falso, el factor no-existente es el que debe ser desechado. La realización de la vacuidad es difícil en tanto en cuanto no reconozcamos de que carecen los objetos de los sentidos, esto es: de que están vacíos. Esta es la llave que abre la vasta casa tesoro de la vacuidad.

Pero este reconocimiento es difícil de lograr y requiere de los cimientos de una práctica hábil. De acuerdo con Lama Tsong-ka-pa, existen tres cosas en que concentrarse con el fin de preparar nuestras mentes para la realización de la vacuidad: primero, disolución de los obstáculos y acumulación de méritos; segundo, devoción al maestro espiritual; y tercero, el estudio de temas tales como el camino gradual a la iluminación y el mahamudra. La comprensión llegará rápidamente si seguimos este consejo. Nuestra receptividad para las realizaciones depende primariamente de la fe en el maestro. Sin esta, podemos intentar meditar pero encontraremos que somos incapaces de concentrarnos, o que podemos escuchar explicaciones de Dharma pero encontrar que las palabras tienen poco efecto.

Esta explicación concuerda con la experiencia de los seres realizados. Yo mismo no tengo ninguna experiencia de meditación. Constantemente olvido la vacuidad, pero intento practicar un poco de Dharma algunas veces. Si vosotros también practicáis, podréis descubrir por vosotros mismos la validez de estas enseñanzas.

Fuentes:

[Enseñanzas de Lama Zopa Rimpoche en Lawudo Monastery, Solu Khumbu, Nepal y el Instituto Lama Tsong-ka-pa, Pomaia, Italia, 1977]