miércoles, 30 de marzo de 2011

LOS SABLES:


El sable es el arma que provoca la aparición del kendo y el iaido, en cuanto que son técnicas desarrolladas a partir del uso del mismo. De estos sables, incorrectamente llamados "sables samurai", existen varios tipos bien diferenciados. Una primera clasificación podríamos hacerla distinguiendo entre los sables tachi y los daisho.
Las diferencias a primera vista no son muy notables, pues tanto su tamaño como su forma son similares: ambos poseen la típica hoja curva de un solo filo y el característico mango largo, pero entrando en detalles notaremos las siguientes diferencias:
El sable tachi es un sable creado para ceremonias y paradas militares o celebraciones cortesanas, profusamente decorado y su hoja grabada con hermosos dibujos. Una especie de sable de gala, raramente usado en combate. Se colgaba del cinturón con unas cintas que pasaban por unas anillas sujetas a la funda por abrazaderas metálicas.
El sable daisho era más sobrio, menos decorado. Era la verdadera arma del samurai. Se sujetaba con una cinta que pasaba por un ojal de madera adosado a la vaina. Existen dos tamaños. El mayor se llama katana y el menor wakizashi.
El katana es el más conocido, y es un sable para usar con las dos manos, aunque en momentos determinados se püede manejar con una. El wakizashi se maneja con una sola mano.
En todos los casos, las guardas tsuba suelen mostrar hermosas decoraciones y filigranas.
Para guardar los sables existen unas cajas decoradas, de madera, denominadas katana zutsu, y unos soportes, llamados katana kake.
En realidad, los sables hechos en los últimos años, prácticamente desde la última guerra mundial, no se pueden considerar auténticos sables de samurai, pues los procedimientos seguidos tradicionalmente para su fabricación ya no se respetan, habiéndose sustituido el templado y forjado a mano por procedimientos industriales.
Antiguamente, la fabricación de un sable era una suerte de rito mágico que alcanzaba todas las etapas del proceso. El forjador (kaji) era una especie de sacerdote o mago que seguía unos ritos precisos desde la extracción del hierro y los posteriores tratamientos del mismo a la acción del agua y el fuego hasta el resultado final: el katana.
Aún existe hoy, en la fragua de lnami Hakusui, en Tokio, el antiguo libro de oraciones que es todavía desempolva cuando hay que hacer un sable destinado a alguna alta personalidad. Pero estas antiguas técnicas se han extinguido ir desapareciendo aquellos viejos artesanos que aún mantenían viva la tradición.
El sable japonés empieza su historia alrededor del año 900. Anteriormente se usaba un sable de origen chino, porque en realidad, los primeros forjadores eran de este país y los otro que se hacían eran imitaciones de los chinos con hoja recta. Los centros de fabricación más célebres fueron Yamato y Sansin.
A partir del año 900 se inicia una evolución y aparecen los primeros modelos de hoja curva, que poco a poco se impondría y que se mantiene hasta nuestros días sin apenas cambios. Por aquel entonces se hicieron famosos los centros producción localizados en cinco provincias por la calidad. Sus realizaciones, llegándose a fabricar en estos lugares conocidos con el nombre genérico de "las Cinco Escuelas" hasta el 80 por 100 de los sables de la época.
Cada una de estas "Cinco Escuelas" tenía sus propios métodos de fabricación e impusieron sus técnicas hasta el siglo XVI.
Sus nombres eran: Yaato, Bizen, Soshu, Yamashiro y Minori. En la época posterior, conocida como "Período del Nuevo Sable", que va de 1530 a 1867, se pierden los métodos tradicionalmente seguidos por estas escuelas. La longitud del sable disminuye y el arte de su fabricación declina. Aparecen armas con las hojas profusamente decoradas con recargados grabados de arbustos, dragones y símbolos la mayoría de las veces extravagantes.
Llegamos a la época moderna, que se inicia en 1868 con la dinastía Meiji, que como ya vimos significa para el Japón la apertura a las influencias occidentales, con todos los cambios que ello significó.
En este tiempo, los sables son exportados de forma masiva a Occidente, comprados por museos y particulares perdiéndose en muchos casos piezas de indudable valor artístico histórico.
En 1926 se inicia la era Showa y se crea la Academia lmperial del Arte, que recopila las piezas de interés y se interesa por los trabajos artísticos y artesanos tradicionales, creando colecciones de sables y tsubas que normalmente son obras de arte por sí mismos.
Actualmente, como ya se dijo, no quedan ya prácticamente artesanos que elaboren los sables con las antiguas artes, las nuevas técnicas hacen que se pierda la leyenda.

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