miércoles, 16 de diciembre de 2009

Bonsais


Los bonsáis fueron vistos en la naturaleza por aquel entonces, con un alto grado de espiritualidad, ya que admiraban la forma que habían sobrevivido los árboles de las altas montañas, que por fuertes vientos, y su lucha contra la naturaleza, le dieron formas increíbles, y a su vez pequeñas.
ALGUNAS REFLEXIONES:
* "El hecho de que su árbol nunca pueda estar terminado es parte de la aventura y el misterio del Bonsáis".

* "La perfección no es bella, lo bello es la imperfección ordenada."

* El Bonsáis es un arte y mucho del proceso de formación sigue siendo un misterio, eludiendo la palabra escrita.

* El año próximo habría sido el pasado si este año fuera el año siguiente al próximo.



El Maestro preguntó al aprendiz: ¿Qué ves?
- Un viejo árbol medio podrido.
El Maestro dijo: Ves, pero no ves, en él duerme un Dragón. Más tarde el aprendiz pregunta a un alumno más experimentado: - ¿Qué debo hacer? puesto que sólo veo un viejo árbol podrido.
A lo que el otro sonriente le responde: Yo empezaría por quitar lo podrido, pero sin despertar al Dragón.

* Si dudas entre cortar una rama o no, córtala, ya no hay duda.

* Durante la clase el discípulo increpa al maestro; " Maestro, siempre que nos cuenta una historia, no nos revela su auténtico significado. A lo que el maestro responde: "¿Te gustaría que alguien, al ofrecerte una jugosa fruta la masticara antes?".

lunes, 14 de diciembre de 2009

Jardin Japonés


SENTIDO DEL JARDIN JAPONES

Principalmente, reconocer el concepto de que la naturaleza es un ideal por el que vale la pena esforzarse. En ese sentido, puedes idealizarla, e incluso simbolizarla, pero nunca debes crear algo que ella no pueda hacer por sus propios medios.
Por ejemplo, nunca encontrarás un estanque cuadrado en una zona silvestre. Ciertamente, podrías utilizar una cascada, pero no una fuente. Otro punto clave a recordar es el equilibrio, o sumi. Siempre debes tratar de crear grandes paisajes, incluso cuando dispongas del más pequeño de los espacios.
Ese hermoso pedrusco de nueve toneladas mira directo a la casa desde el jardín de 50 x 50 metros, pero ¿qué efecto tendría en un patio de 10 x 10? Tendría toda la gracia y sutileza que tendría un caballo en un closet. La moraleja: escoge tus componentes con mucho cuidado.
Las rocas pueden representar montañas completas, y las piscinas se convierten en lagos. Un montón de arena rastrillada se puede convertir en un océano entero. La frase “menos es más” fue seguramente dicha por primera vez por un maestro de la jardinería japonesa.
Elementos de tiempo y espacio
Una de las primeras cosas que llama la atención de los ojos orientales que se disponen a contemplar un jardín japonés es el “vacío” de proporciones del mismo. Esto resulta inquietante, sobre todo para jardineros acostumbrados a llenar cada espacio del jardín con amotinamiento de colores, pero es el elemento clave en el diseño de jardines japoneses.
Este espacio, o ma, define los elementos que lo rodean, y es asimismo definido por los elementos alrededor de él. Es el verdadero espíritu de in y yo, que muchos de nosotros conocemos con las palabras chinas yin y yang. Sin la nada no es posible tener algo. Este es un punto difícil de entender, pero es el principio central de la jardinería japonesa.
Otro punto clave a considerar es el concepto de wabi y sabi. Como ocurre con muchas palabras japonesas, no hay traducción que podamos aplicar. Wabi puede denotar algo único, o el espíritu de algo; lo más cerca que podemos llegar de una traducción literal es “solitario”.
Sabi define el tiempo o la imagen ideal de algo; la definición más cercana podría ser “pátina”. Mientras un farol de cemento puede ser único en su tipo, carece de esa imagen ideal. Una roca puede ser vieja y cubierta con líquenes, pero si sólo es un canto rodado no tiene wabi. Debemos luchar para encontrar ese equilibrio.
Ambos conceptos –de ma y wabi/sabi- tienen que ver con el tiempo y el espacio. Donde el jardín es nuestro espacio, el tiempo es apropiadamente presentado por las estaciones cambiantes. A diferencia del jardinero occidental -quien abandona el jardín desde el otoño y no vuelve a aparecer hasta la primavera- el jardinero japonés visita asiduamente y aprecia su jardín en todas las estaciones.
En primavera puedes deleitarte en el verde brillante de los nuevos capullos y las flores de las azaleas. En verano, tienes la posibilidad de apreciar los contrastes del exuberante follaje pintado sobre frescas sombras y el salpicado de koi en el estanque. El otoño arranca los colores brillantes de las hojas moribundas mientras caen en el silencio mortal del invierno; el jardín enterrado bajo un velo de nieve...
Los inviernos, en Japón, son una estación tan apropiada para la jardinería como las primaveras. Los japoneses hacen referencia a la nieve apilada en las ramas de los árboles como sekku, o flores de nieve. Asimismo, hay un farol, conocido como yukimi, que es conocido como el farol para visualizar la nieve.
Incluso, esta estación, que representa la muerte del jardín, es vital para el jardinero japonés, mientras el jardinero occidental se enfurruña hasta la primavera. Quizás se trata de la aceptación oriental de la muerte como un componente necesario del ciclo de vida -¿o es el miedo del occidental a la muerte?- que diferencia a los dos jardineros.




Los jardines japoneses son muy diferentes a los estilos de jardines de occidente. La mayoría dicen que los jardines japoneses sirven más para tranquilizar el alma e inspirar la meditación. Los jardines japonese son una forma cultural de jardinería destinada a producir una escena que imite a la naturaleza cuanto sea posible. Utilizando árboles, arbustos, rocas, arena, colinas artificiales, lagos y agua que fluye, la jardinería se vuelve una forma de arte. Las tradiciones Zen y Shinto son ambas una parte importante de la jardinería japonesa y, por esta razón, los jardines poseen un estilo contemplativo y reflexivo.



DISTINTOS SÍMBOLOS DEL JARDÍN JAPONÉS

• SIMBOLOS: Las rocas pueden representar montañas, el agua puede ser una laguna, y la arena rastrillada un océano. El jardín es un microcosmos de la naturaleza, y para ser un verdadero refugio primero debe estar aislado del mundo externo. Una vez creado este espacio debemos crear un método (y un estado mental) para entrar y salir de este microcosmos. Si el jardín está vallado, el que lo ha diseñado ha podido controlar cómo ha de ser visto por su visitante, y aunque cerrado, ha podido utilizar la técnica del “paisaje prestado” para agrandar sus líneas.
El primer elemento que encontramos al entrar en un jardín vallado es el camino.

• CAMINO: Un camino es una “guía”, marca un cadencioso ritmo para circular, para decidir lo que se ve.. es una forma de “revelar” el jardín. Su diseño ha de ser cuidadoso para conseguir el efecto esperado.

• ROCAS Y PIEDRAS: Cómo en todos los jardines, las rocas pueden tener un fin práctico, como retener muros.. pero en los jardines japoneses también son percibidas como objetos que contienen el espíritu de los dioses o poderes especiales, como símbolo de las montañas, como espacio para la manifestación pictórica o como elemento escultural.
Si el camino puede ser símbolo del paisaje por la vida, una piedra más grande en medio de éste nos invita a poner dos pies en ella, obligándonos a detenernos para observar, pensar, sentir , si nos dejamos capturar por el jardín, el jardín se revelará a nosotros.

• ISLA Y MONTAÑAS: Un grupo de cantos rodados puede ser una cordillera de montañas, donde se dice que viven los inmortales, y que son los símbolos más comunes de felicidad. La isla simboliza otro mundo.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Reflexiones


Pintura y caligrafía

El Zen también se trasmite a través del cultivo de las artes. La pintura, la caligrafía, la poesía, la música, la danza, el tiro con arco, la esgrima, los arreglos florales o la ceremonia del té constituyen disciplinas de apoyo a la meditación, con las que el alumno ejercita su cuerpo, su psiqué y su espíritu; son, por tanto, actividades ligadas a la propia realización interior del que las practica, dado que estas artes derivan o tienen su origen en la esencia misma del Zen. "La realización original es una práctica maravillosa", afirma un dicho Zen, mediante la cual se experimenta una evolución hacia el punto de vista universal.
La pintura Zen es una síntesis entre la caligrafía, la música y la poesía. En ella se contrapone por un lado la delicadeza de los trazos y la fragilidad de los materiales (papel de arroz, seda, tinta), y por otro, la firmeza y el buen pulso que debe poseer (o desarrollar) el que lo ejecuta. Es la impronta, como el fulgor del rayo, lo que debe reflejar el trazo. Esta técnica le da a la pintura la apariencia de obra inacabada, o mejor dicho, no retocada, pues no es el perfeccionismo de la obra lo que la convierte en imagen de la Belleza de las cosas: su verdad, siendo ese trazo inacabado el símbolo con que se sugiere la idea de infinito. Por analogía, siempre seremos más ese trazo que surge espontáneo y natural que cualquier imagen acuñada que tengamos de nosotros, como ser fulanito de tal. Todo eso son imágenes que no manifiestan nuestra naturaleza, sino una serie de anécdotas que nos hacen aparecer como el producto de un tiempo y unas circunstancias determinadas, pero que en definitiva no son más que contingencias de nuestro ser, es decir, un equívoco que condiciona nuestra verdadera naturaleza búdica.
Cuando se llega a aprehender el sentido de la pintura Zen, el trazo es decidido y sin titubeos, reflejándose en él la tranquilidad de quien está acometiendo una acción guiada por un instinto superior al del simple virtuosismo, pues se trata de sentirse partícipe de un gesto primigenio que se perpetúa en la intención del trazo. Es decir: unidos a la idea que lo contiene, que es anterior a la manifestación de ese gesto.
Ese trazo inacabado o abierto, es un indicativo de las múltiples posibilidades de desarrollo contenidas potencialmente en un único gesto, como símbolo del Trazo Primigenio y por consiguiente un símbolo de la verdad incognoscible, Principio que está más allá de la propia creación. Ese trazo abierto es una sugerencia sutil, pero nítida, que nos pone en condiciones anímicas e intelectuales de advertir que más allá de todas nuestras percepciones, el misterio se abre ante nosotros como una clara realidad. "La mayor perfección -dice Lao Tse- debe parecer imperfecta, entonces será infinita en su efecto; la mayor abundancia debe parecer vacía, entonces será inagotable en su efecto".
A través de la pintura y la caligrafía, se descubre el Zen. El practicante debe integrarse completamente en la obra, como si ésta constituyera una fase de su propia respiración. En el flujo que une la idea o inspiración artística con la propia obra, se halla el hombre como intermediario creador o intérprete, lo cual da a cualquier creación el sentido verdadero de arte.
En el arte, tomado como vehículo de Conocimiento del Ser, o del Zen, no tiene cabida el artificio estético, ni ninguna otra clase de falseamiento de la obra ya que ésta es, ante todo, el resultado de la comprensión de las enseñanzas adquiridas por el artista y por consiguiente nunca un objeto separado de él, pues ambos (objeto y sujeto, u obra y artista) forman parte de la misma revelación. Esa es la experiencia vital Zen que no necesita, ni seguramente le convienen, mayores explicaciones.
La Cosmogonía es la obra artística por excelencia, su pálpito, que es la vida, está en todo lo que existe y no tiene fin. Toda esa maquinaria celeste y terrestre está al descubierto y al mismo tiempo hoy nos está velado reconocerla. Se dice que antes de estudiar el punto de vista Zen uno ve las montañas como montañas y las aguas como aguas. Una vez se ha alcanzado mayor conocimiento, se comprueba que ni las montañas son montañas ni las aguas, aguas. Y cuando se llega a la substancia y se siente la sorpresa que es la vida, entonces vuelve a ver las montañas como montañas y las aguas como aguas.
La pintura Zen, efímera y simplista (a veces se pinta también sobre hojas de árbol) es al mismo tiempo muy enérgica en los trazos, lo que le da vida y movimiento, consiguiendo reflejar con la misma intensidad tanto el movimiento (yang) como la más reposada quietud (yin), dado que lo que verdaderamente capta el artista Zen no son las formas, sino la vida que fluye en ellas. Estas dos energías, implícitas en todo, se hallan representadas de manera análoga en la simbología de otras tradiciones, lo que indica que en otro tiempo esto era completamente evidente para todos los hombres. Paradójicamente, hoy, no habiendo cambiado nada de esa realidad, los hombres no somos capaces de advertirlo y son necesarios métodos y disciplinas que nos ayuden a recuperar de nuevo esa perspectiva del mundo. Es el caso del símbolo del caduceo de la tradición hermética, mediante el que se nos revela que la vida siempre se expresa por contrastes; de ahí la necesidad de complementar los opuestos, pues en definitiva de esa unión procede la propia respiración del universo, es decir, que sin esta síntesis no es posible la vida, idea representada, en este símbolo, por el eje vertical a través del cual ascienden estas fuerzas representadas por dos serpientes enroscándose en torno a él. Se dice que "la iluminación (la Verdad) existe, y si nada le sugerimos quizá se nos revele como muy diferente".
En una de sus pinturas, en la que se ve un mono colgado de la rama de un árbol que cae sobre un estanque donde se ve reflejada la luna, el maestro Hakuin, escribió los siguientes versos:

"El mono trata de alcanzar la luna reflejada en el agua.
No se dará por vencido hasta que la muerte le derrote.
Si fuera capaz de soltar la rama y hundirse en el estanque,
El mundo entero brillaría con claridad deslumbrante".
También se pintan historias donde se captan situaciones vividas por antiguos maestros y que constituyen enseñanzas expresadas en forma de leyenda en imágenes, y algunas suelen ir acompañadas de poemas. En una de estas pinturas se ve a un monje calentándose en una fogata alimentada con la madera de una estatua de Buda. Sobre esta pintura se cuenta la siguiente leyenda:
"Tan Hsia, un monje vagabundo, llegó a un templo abandonado una noche muy fría de invierno. Soplaba el viento y caía la nieve, Tan Hsia decidió que el mejor servicio que podría prestar a Buda era darle calor, y quemó un Buda de madera que había en el Templo para calentarse".
La pintura Zen muchas veces representa a los maestros en actitudes poco dignas, como limpiándose las orejas, harapientos y burlones, lo que indica, una vez más, que al camino del Zen le sobran las reverencias y el ceremonialismo. A través del arte el Zen promueve iniciar al alumno a captar el hálito del mundo. Cualquier cosa, y todas las cosas, lo manifiestan. Bastaría con que fuéramos capaces de contemplarlas con serenidad inteligente y veríamos que todas están completamente armonizadas. Se trata de reeducar nuestra visión del mundo, de modo que podamos darnos cuenta de esa realidad mágica, pues permanece oculta ante las miradas de todos. El buen observador, cuando contempla las cosas con los ojos de la inteligencia, no sólo mira o ve, también oye y escucha, huele y saborea, y todo eso a la vez que respira y siente. ¿Y acaso ese observador podría ser otra cosa fuera de todas esas percepciones? ¿Dónde situaría uno, cuerdamente, el límite de su individualidad? ¿No es acaso el que contempla el continente y contenido? ¿Y no es acaso la unidad de formas y sensaciones lo que percibimos y nos envuelve? Es por eso que sentirse fuera de esa cosmovisión convierte al ser humano en "desterrado" de su propia realidad trascendente.




viernes, 9 de octubre de 2009

Sabiduria


"Se tu mismo y nunca temas estar desnudo a los ojos de los otros, pero recuerda que a veces los hombres se ocultan y que lo sencillo muchas veces no es comprendido. El polvo de la verdad flota y se cuela por todas las rendijas. El árbol que cae ...en el bosque sin que nadie lo escuche, no hace ningún ruido y, sin embargo, cae".


"Deja que afloren las lágrimas cuando tu corazón te hable de tristeza. Deja que la alegría llegue sin buscarla, sin planearla".


No busques qué dar... Date a ti mismo...


Si comparas lo que eres con lo que debes ser..., verás que lo que te falta..., es mucho más que lo que tienes...Por eso debes ser más humilde por lo que te falta..., que orgulloso por lo que tienes...


"Yo he cometido un daño aún mayor, por haber dejado que se aferren sólo a la letra de la ley y no a respetar su significado. Les pido perdón".


"Ser violento es ser débil, la violencia no tiene razón. No es más sabio buscar el amor en el hombre, que desear una victoria fácil".



"Un hombre que es uno consigo mismo no persigue sus propios intereses ni hace virtud de la pobreza, sigue su camino sin tener que depender de otros. Sin embargo, no es arrogancia lo que le mueve a ello, el hombre más grande es Nadie".


"La brisa que arrastra la semilla no hace favoritismos, las semillas caerán donde tengan que caer según las condiciones del viento y del tiempo. Las que caigan en tierra fértil podrán ser atendidas y cuidadas y florecerán con fuerza. Las que caigan en tierra baldía morirán. Sin embargo, algunas se aferrarán a la vida en lugares áridos, en las colinas y en hendiduras profundas".


"El Amor es como un riachuelo que corre y no se escucha. Sin embargo, canta para que los otros lo oigan. Sentir el dolor con infinita ternura. Despertar con el corazón alegre y dar gracias por tener otro día de amor. Vaciarte tu mismo y, sin embargo, estar lleno. Un hombre viejo te lo dice, sólo así se conoce el Amor".

viernes, 25 de septiembre de 2009

martes, 15 de septiembre de 2009

El sable y la via!!!!!


En las artes, el Zen ocupa un lugar privilegiado. Algunas son específicamente Zen, incluso sobre un plano puramente histórico, tales como la ceremonia del té, el arte de las flores, una parte importante del arte de los jardines, el arte de la alfarería en todo un periodo de su evolución. Otras fueron profundamente transformadas y para decirlo así recreadas por el Zen, como la pintura y la caligrafía, y las artes marciales.Cuando el Zen llega al Japón, encontró a un pueblo cuya ocupación habitual era la guerra: guerras civiles, violencias, expoliaciones, masacres deportaciones, separaciones, eran desde el norte hasta el sur del país, la suerte común de los japoneses de esa época. El genio del Zen transformó las técnicas brutales de la guerra en artes que no se preocupaban mucho de la eficacia guerrera sino de la búsqueda de sí mismo. Todas estas técnicas se convirtieron en método de perfeccionamiento espiritual. El sable, el arco y las flechas ya no eran instrumentos de muerte, sino soportes de meditación. Este combate se volvió un combate puramente espiritual, el enemigo fue descubierto en sí mismo, en las ilusiones del ego que nos impiden ver nuestra verdadera naturaleza y a las que hay que destruir sin piedad. Bajo esta maravillosa influencia, nació el Bushido, conjunto de principios morales, código de honor, disciplina caballeresca que recomienda la cultura de cualidades físicas y morales, el coraje, la simplicidad y la frugalidad, la lealtad y la justicia, el desinterés y el menosprecio de la muerte. Tanto y tan bien que el Zen fue llamado “ la religión de los samuráis”.Aparentes u ocultos, se encuentran todos estos elementos en las artes marciales modernas, y más especialmente en el kendo, en el caído, arte de la manipulación del verdadero sable, y en el tiro con arco. Se los encuentra también en el espíritu del aikido, codificación moderna de las más antiguas artes de auto-defensa. También existen, pero de una manera menos aparente, en el judo.Sea cual sea el arte que practiquéis, sea cual sea la manera de practicarlo, siguiendo cada uno su temperamento, no podéis impedir que un día u otro encontréis el Zen y que seáis profundamente impregnados por su esencia. El Zen puede ayudaros en esta lucha de todos los instantes que es la vida moderna, y permitiros, mejor que cualquier otra influencia espiritual, encontrar este equilibrio físico y moral que tan ávidamente busca el hombre del siglo XX.Un día, desde la cima de un promontorio, un hombre veía el mar por primera vez en su vida.“!Que bello! ¡ Que grande!” decía con el aliento cortado.“Y eso que no ves más que la superficie!”, le dijo su amigo.El Zen y mi maestro Taisen Deshimaru me han enseñado a ver algo más que la superficie del mar, algo más que lo exterior del mundo, algo más que la apariencia del hombre, algo más que las técnicas de artes marciales. Ellos me han enseñado a encontrar a través de su ruda educación y no sin dolores algunas veces, el verdadero sentido de las artes marciales y el verdadero sentido de la vida.Deseo que los lectores de este libro y todos los practicantes de artes marciales sepan también apreciar y conservar esta inestimable maravilla que Taisen Deshimaru Roshi les ofrece con toda su experiencia de artes marciales aclaradas en sus profundidades y sublimadas por su enseñanza: esta enseñanza superior es zazen, la meditación sedente del Zen, que es el común denominador y el punto en el que culminan todas las prácticas, todas las artes, todas las maneras de vivir.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Cha no yu - Ceremonia del Te


Antes de que fuese una bebida, el té fue una medicina. Sólo en el octavo siglo hizo su entrada en China, en el reino de la poesía, como una de las más elegantes distracciones de aquel tiempo. En el siglo quince, el Japón le dio patente de nobleza e hizo de él una religión estética: el teísmo.

El teísmo es un culto basado en la adoración de la belleza, tan difícil de hallar entre las vulgaridades de la trivial existencia cotidiana. Lleva a sus fieles a la inspiración de la pureza y la armonía, el sentido romántico del orden social y el misterio de la mutua misericordia. Es esencialmente el culto de lo Imperfecto, puesto que todo su esfuerzo tiende a realizar algo posible en esta cosa imposible que todos sabemos que es la vida.

Quién sea incapaz de discernir en sí mismo la insignificancia de las grandes cosas, estará mal preparado para apreciar la grandeza de las pequeñas cosas en los demás. Cualquier occidental, en su frivolidad superficial, no verá en la ceremonia del té más que una de las mil rarezas pueriles que constituyen el encanto y el misterio del Extremo Oriente.



un poeta Song, ha hecho notar, con gran melancolía, que las tres cosas más deplorables del mundo, son: ver una juventud destrozada por una mala educación, contemplar admirables pinturas mancilladas por la admiración del vulgo y ver derrochar tanto buen té por causa de una manipulación imperfecta.



Porque la vida es una expresión y nuestras acciones inconscientes revelan siempre nuestro íntimo pensamiento. Confucio decía que el hombre no sabe ocultar nada. Acaso revelamos nuestros pequeños secretos porque tenemos tan pocos grandes que esconder. Los hechos insignificantes de la rutina cotidiana, forman tanta parte de los ideales de una raza, como los más altos vuelos de la filosofía y de la poesía



¿hay acaso alguna gran doctrina que sea fácil de exponer? Los antiguos sabios no exponían nunca sus enseñanzas en forma sistemática. Hablaban por paradojas, porque temían lanzar a la circulación peligrosas verdades. Laotsé, con su humor delicado, dice: "Cuando la gente de inteligencia inferior oye hablar de Tao, se echa a reír; pero si no se echasen a reír, no existiría Tao".



El taoísta Soshi. Un día éste se paseaba por el borde del río, conversando con un amigo.
_ ¡Cuán felices son los peces en el agua!
_ Observó Soshi.
_ Su amigo le respondió:
_ Vos no sois pez; ¿cómo sabéis que los peces son felices en el agua?
_ Vos no sois yo; ¿cómo sabéis que yo no sé que los peces son felices en
el agua?



El recinto del té es de aspecto ordinario. Es más pequeño que las casas japonesas más diminutas y su decoración y materiales deben dar la impresión de una pobreza refinada. Pero no hay que olvidar, no obstante, que todo ello es el resultado de una premeditación artística profunda, y que en la ejecución del más mínimo detalle se ha puesto mayor atención y esmero que el que se emplea en la construcción de los templos más suntuosos.



Existe una historia de Rikiu que describe pintorescamente las ideas de limpieza propias de los maestros del té. Rikiu estaba mirando a su hijo Shoan que barría y regaba los caminos del jardín. "Todavía no están limpios", dijo Rikiu, cuando Shoan hubo terminado; y le mandó volver a empezar. Después de una hora de trabajo, el joven filósofo se volvió hacia su padre: "Padre, nada más hay que hacer - dijo -, he lavado tres veces los escalones, he vertido el agua sobre las linternas de piedra y sobre los árboles, el musgo y los líquenes brillan con un verde fresco y luciente, y no queda en el suelo ni una hierba ni una hoja."
"¡Mi pobre loco! - exclamó el maestro - . No es así como el paseo debe ser barrido." Y diciendo esto, bajó al jardín y, sacudiendo un árbol, llenó el suelo de hojas de púrpura y de oro, ¡pedazos del manto de brocado del otoño! Porque lo que Rikiu exigía, no era solamente limpieza, sino belleza y naturalidad.



La casa del vacío, el otro nombre que se da a la casa del té, además de encerrar en él el concepto taoísta de conocerlo todo, implica la necesidad de un continuo cambio de motivos de decoración. Ya he dicho que la cámara del té debe estar completamente vacía, salvo en cuanto puede momentáneamente colocarse en ella para satisfacer una fantasía estética. Si se coloca en ella un objeto de arte, hay que supeditarlo todo a la idea de realzar su valor. ¿Podría a alguien ocurrírsele oír al mismo tiempo alguna pieza de música? ¿Acaso la comprensión de la belleza es posible sin concentrar toda la atención alrededor del objeto central? El sistema de decoración de nuestra casa del té es netamente opuesta a la costumbre occidental de convertir en museo el interior de una casa. Para un japonés, acostumbrado a la simplicidad ornamental y a los frecuentes cambios de decoración, un interior occidental relleno permanentemente de un montón de cuadros, esculturas y objetos antiguos de todas las épocas, da la impresión vulgar de una ostentación de riquezas.



La verdadera belleza sólo es asequible a quien mentalmente completa lo incompleto. La virilidad de la vida y del arte reside en sus posibilidades de desarrollo. En la cámara del té, cada invitado debe completar imaginativamente, y según sus gustos personales, el efecto del conjunto.



El método de decoración japonesa difiere completamente del acostumbrado en las casas de Occidente, en las que se ven los objetos dispuestos simétricamente sobre las chimeneas y en otros lugares. A nosotros nos hace el efecto este sistema, de encontrarnos frente de repeticiones inútiles.



La simplicidad de la cámara del té y su falta de vulgaridad, hacen de ella el verdadero santuario contra las vejaciones del mundo exterior. Solo en aquel recinto es posible consagrarse, sin turbaciones exteriores, a la adoración de la belleza. Durante el siglo dieciséis, el recinto del té ofreció a los bravos guerreros y a los hombres de Estado que trabajaban en la unificación y en la reconstrucción del Japón, unas horas de tregua y de descanso en medio de sus duras labores. En el siglo diecisiete, cuando se impuso el estricto formalismo de la regla Tokugawa, constituyó para las almas artistas la única ocasión de comunión libre. En presencia de una obra de arte, no hay diferencia entre el daimio, el samurai y el hombre de pueblo. El verdadero refinamiento es hoy día cada vez más difícil por causa del industrialismo; hoy más que nunca necesitamos la cámara del té.



Un viejo proverbio japonés dice que una mujer jamás podrá llegar a amar a un hombre verdaderamente vanidoso, porque no hay en su corazón la menor grieta por donde pueda penetrar el amor. La vanidad en el arte es también fatal a la simpatía, sea por parte del artista, sea por parte del público.



Nada hay más edificante que la unión espiritual delante del arte. En los momentos de estos encuentros, el verdadero artista se sobrepasa; es, y a la vez no es. Entrevé un resplandor del infinito, pero no tiene palabras para expresarlo, porque los ojos no tienen lengua. Liberado de las cadenas de la materia, su espíritu puede moverse en el ritmo puro de las cosas.



Varios de nuestros dramas más famosos tiene como tema la pérdida y la recuperación de una célebre obra de arte. En uno de ellos, por ejemplo, el palacio del señor Hosokawa, en el que se conserva el célebre retrato de Dharma, por Sesson, se incendió por una negligencia del samurai de servicio. Resuelto a afrontar todos los peligros para salvar el precioso cuadro, aquel se precipita al interior de las llamas, se apodera del kakemono, pero halla todas las salidas cerradas por el incendio.
Pensando sólo en la salvación del preciado tesoro, saca su espada, se hace en el cuerpo una ancha herida y con una de sus mangas cortadas arrolla la seda pintada y hunde el envoltorio en la herida. El fuego se extingue al fin, y entre las cenizas humeantes se halla un cuerpo medio consumido en el interior del cual, salvado del fuego, reposa el tesoro inestimable. Por trágica que pueda considerarse esta historia, prueba, no sólo la fidelidad de un samurai, sino el valor que debe darse a una obra de arte.


El Maestro del Té, trataba de ser algo más que un artista, el arte mismo. Era el Zen de la estética. La perfección está en todo si nos preocupamos de reconocerla.


Los últimos momentos de los Maestros del Té estaban tan llenos de refinamiento como lo habían estado sus vidas. Buscando siempre conservar la armonía con el gran ritmo del universo, estaban siempre dispuestos a penetrar en lo ignoto.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL ARTE DE DESENVAINAR CORTANDO!!!!


El Iaido es, hoy por hoy, una disciplina marcial poco conocida en nuestra sociedad, dado que existen muy pocos practicantes y escasos profesores o maestros. Esto hace que incluso los budokas veteranos en otras artes marciales que han visto practicar Iaido, no acierten a situar esta especialidad en el lugar que corresponde. En general se considera al Iaido como algo anacrónico, sin ninguna utilidad práctica en nuestra vertiginosa actualidad regida por las computadoras. No obstante, esta es una concepción errónea.
El Iaido, como todas las artes marciales, nos lleva al terreno de la práctica en el que se exige la presencia y colaboración intima del “cuerpo” y del “espíritu”, y desde esa realidad tangible, el adepto inicia un trabajo de perfeccionamiento sobre si mismo. El entrenamiento de Iaido, además de constituir un ejercicio físico que desarrolla sobre todo la agilidad y la coordinación de movimientos, nos va a revelar un sin fin de datos acerca de nuestros limites y posibilidades, amen de ejercitar la capacidad de concentración, la alerta, la disponibilidad y la adaptación instantánea a lo inmediato e imprevisto.
¿Quién se atrevería a afirmar que estas cualidades no tienen aplicación constante en la cambiante vida de cada día? El Iado es un excelente complemento para el judoka, karateka, aikidoka, etc., como un regreso a las fuentes que impregnaran sus actitudes de la esencia, el espíritu y la estética del Budo Tradicional.
El Iaido es un arte marcial que se practica solo (individualmente), bajo la forma de katas, cada uno de los cuales representa la forma de reaccionar frente a una situación o tipo de ataque diferente. IAI significa unidad del ser, permanecer en armonía consigo mismo, unirse al espíritu del adversario sin moverse. DO significa Vía o Camino. En su sentido utilitario, el Iaido es el arte de estar atento y dispuesto para responder en cualquier situación o momento, sea cual sea la forma de ataque del enemigo. Considerado bajo el aspecto ético moral formativo, el Iaido se identifica como LA VIA PARA ALCANZAR LA UNIDAD Y LA ARMONIA DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU, y ello implica vivir dicha armonía con los demás y con el entorno.
La primera impresión que se produce en el occidental que contempla la realización de un Kata de Iaido (o un entrenamiento) es la de estar presenciando una práctica o Arte anacrónico, primitivo e irreal para estos tiempos, y perfectamente inútil en esta sociedad cada vez más tecnificada. Podría concederse una parte de razón al que así juzga si lo hace únicamente desde el punto de vista de la imposible o dudosa aplicación práctica de esas técnicas de combate con un sable japonés en la vida cotidiana.
Ciertamente, hoy no podemos resolver ningún problema de nuestra vida con la ayuda de un sable por más hábiles que seamos en su manejo, pero los efectos del Iaido van mucho más allá del hecho de proporcionar dicha destreza corporal si consideramos la validez universal y permanente de sus objetivos, como vamos a ver a continuación:
Objetivo Práctico : EL Arte del Iaido se basa en anticiparse en la propia autodefensa rechazando una agresión, y ello no es posible sin la estrecha colaboración cuerpo-mente. Todos los gestos y movimientos de cada situación de Iaido están destinados a ejercitar y desarrollar la concentración en el “aquí y ahora”, el control del cuerpo y de la mente, la disponibilidad, la adaptación inmediata a lo imprevisto conservando la serenidad que permite hacer un juicio rápido de cada momento o circunstancia. Objetivo Ético : El objetivo oculto del Iaido es llegar a ser dueño del propio ego (deseos, emociones, prejuicios, temores, etc.) y comportarse con el máximo respeto y cortesía en todas las circunstancias. Como es fácil deducir de todo lo expuesto, el Iaido constituye una práctica excelente e idónea para mejorar la estética y el dominio de los gestos mediante la acción sobria y eficaz en la que se aprende a pasar de un estado de calma absoluta a una acción o movimiento fulgurante, libre de toda emoción, deseo, temor, etc.

jueves, 27 de agosto de 2009

SEPPUKU


El seppuku, más conocido en Occidente como Harakiri (hara= vientre, kiri=cortar), era un suicidio ritual llevado a cabo por los samuráis, y que se regía por el código del guerrero (Bushido). Existían distintos tipos de seppuku o recibían distintos tipos de nombres, dependiendo del motivo que originase a la acción de éste. Dentro de la cultura japonesa, todo sigue un ritual o ceremonia, y el seppuku no era menos. El samurai que decidía poner fin a su vida, se preparaba espiritualmente para ello.El porqué un samurai cortaba su vientre, y no fuera otra parte del cuerpo, era porque en la antigüedad se creía que el alma (kami) se albergaba en esa zona, y que corresponde al segundo chakra denominado esplénico, de donde parte toda la energía.Con la entrada de la Era Meiji, y la reestructuración de la sociedad en todos los ámbitos, esta práctica del seppuku quedó abolida.Los samuráis a pesar de ser guerreros, apreciaban los momentos de tranquilidad, diversión, y del disfrute de las artes. Los de mayor rango, leía libros extranjeros de estrategias, cultivaban la poesía, la caligrafía (Shôdo), arreglo florales (ikebana), o la practica de algún instrumento. Todas ellas requerían de paz interior y exterior, y de una alta concentración para encontrar la armonía. Eran amantes de la ceremonia té, y del hanami (contemplación de los cerezos en flor), así como del teatro: Noh, y Bunraku, y de la compañía de las geishas y maikos. Todas sus actividades estaban cargadas de simplicidad y de mucha elegancia. Gracias al cultivo de estas artes por parte de los samuráis, las mismas han sido heredadas de generación en generación, y ha sido el mejor legado que han dejado los samuráis en nuestro tiempo.



LA VIDA DEL SAMURAI


COMO LA FLOR DEL CIRUELO,


BELLA Y BERVE,


PARA ÉL, COMO PARA LA FLOR,


LA MUERTE ES ALGO NATURAL Y GLORIOSO.

NO-MENTE


"Perdimos la guerra"... dijo el vencido; y el vencedor respondió: "Peor fue cuando perdimos la paz".


"Pese a que eres mi enemigo, tómate otra copa".


Subyacente a la realidad, aparece otra realidad, se manifiesta una eficacia casi absoluta, y aquel que creía actuar o golpear es súbitamente vencido o alcanzado profundamente.


Esta Vía del combate es escarpada. La presencia del adversario exige la presencia de sí mismo en cada gesto que es así una cuestión de vida o muerte. Un fallo en la concentración, un desequilibrio entre el cuerpo y el espíritu no perdonan en un combate real.


Tenemos un punto estable, un centro que existe en cada ser y que es posible realizar, ya que no requiere nada que no esté en el hombre: una apertura a la sabiduría infinita desde adentro, una apertura a través de la cual surge a la luz y florece una ...sabiduría que como la de estos Maestros fascinantes, hace que los gestos, los dedos, los bastones, las cosas más insignificantes, se muevan como en la danza del Vacío.


En el Zen, un viejo decrépito vence el ardor impetuoso de un joven samurai. Es que el umbral a alcanzar y la verdad a comprender nunca son evidentes, que la verdadera eficacia es a menudo secreta y oculta, incluso voluntariamente disimulada, ya que e ...l colmo del verdadero conocimiento es burlarse de él, fingir que no se sabe nada.


Reza una máxima samurai, "El hombre que ha alcanzado la maestría en un arte, lo revela en todas sus acciones".


Tu corazón es fuerte, ten el Valor de hacerle caso.


Jamás trates de hacer frente a una ola, esquívala…
No es preciso detener una fuerza, es más fácil modificar su curso…Aprende la forma de preservar, mejor que destruir…Esquivar es mejor que contener…Contener es mejor que lastimar…Herir…es mejor que matar…Por que toda vida humana es preciosa y no puede ser reemplazada…"


"El conocimiento técnico no es bastante, uno debe trascender la técnica para que el arte se convierta en un arte sin arte que brote del inconsciente."


Absorbe con tu cuerpo el sacrificio físico. Desarrolla la mente y dominaras tu ímpetu. Calma tus impulsos y apacigua tu espíritu.


Puedo derrotarte físicamente con o sin razón, pero solo puedo derrotar tu mente con alguna razón.

"El buen guerrero no es irascible.

El buen vencedor evita la guerra"


viernes, 14 de agosto de 2009

Shodo


















Saber y actuar son uno y lo mismo. – Máxima Samurai -


La flor perfecta es algo muy raro. Quién se dedique a buscar una sola no habrá malgastado su vida.


Reconocer la vida en cada sorbo de aire… en cada taza de té…en cada muerte que causamos… Ese es el camino del guerrero. Eso es Bushido!


La flor del cerezo es el símbolo de la vida de un Samurai, y el poema dice: "Perfectas… Son todas perfectas…"La Vida es perfecta, a pesar de todo… La muerte es perfecta. Todo es perfecto para quien sabe vivir con dignidad, con honor.


El hombre todo lo perfecciona en torno suyo; lo que no acierta es a perfeccionarse a sí mismo.


No hay camino para la paz. La paz es el camino.



Según Takuan, la consumación del arte de la espada consiste en que el corazón ya no es afectado por ningún pensamiento sobre YO y TU; el adversario y su espada; la propia espada y su manejo, y ni siquiera sobre la vida y la muerte. Luego todo es vací ...o: tú mismo, la espada que se blandea y los brazos que la manejan, más aún, hasta la idea de vacío absoluto.

Todo lo mejor es como el agua. El agua beneficia a todos los seres y no ejerce ningún esfuerzo. El agua se queda fluyendo en los lugares más bajos, evitados por todos. Por tanto, está más cerca del gran camino de la verdad universal.

miércoles, 29 de julio de 2009

Somethings about Hagakure


  • La serenidad del espíritu se debe cultivar siempre. Se dice que la espada es como la mente, y si la espada es vertical, la mente es vertical. Pero si la mente no es vertical, es decir coherente, la espada nunca se puede manejar correctamente.

  • Después de las primeras diez mil repeticiones, puede que el alumno comience a pensar que entiende el significado, luego de cien mil, se empezará a dar cuenta de que el camino hacia la maestría es muy largo. En el caso excepcional del espadachín que llega a cortar un millón de veces con la espada, se desarrollará un tipo de percepción muy inusual y que pocas personas experimentan alguna vez.

  • El ideograma AI infiere la habilidad de una persona de adaptarse rápidamente a cualquier circunstancia de la vida. Es de hecho, el símbolo de una actitud caracterizada por un alto grado de flexibilidad mental que se refleja en el accionar del cuerpo.

  • "Yo no sé cómo superar a los otros. Todo lo que sé es cómo superarme a mí mismo".

  • El Samurai valiente no piensa en términos de victoria o derrota; combate fanáticamente hasta la muerte. Sólo de este modo realiza su destino.

  • "En tal o cual punto todavía disto mucho de la perfección" y consagrar toda su vida más y más al perfeccionamiento, buscando asiduamente la vía verdadera. Es por una práctica así que se puede encontrar la Vía.

  • Es seguro que un Samurai que no está preparado para morir, morirá de una muerte poco honorable. En cambio, si consagra su vida a preparar su muerte, ¿cómo podría tener un comportamiento despreciable? Uno debería reflexionar seriamente al respecto y armonizar su conducta en consecuencia.

  • La habilidad en la caligrafía depende del espíritu y de la energía con la que se ejecuta. El Samurai debe obrar sin dudar, sin confesar el más mínimo cansancio ni el más mínimo desánimo hasta concluir su tarea. Eso es todo".

  • Un Samurai debe siempre evitar quejarse, incluso en la vida corriente. Debe estar en guardia para no dejar escapar jamás una palabra que demuestre su debilidad.

  • El Maestro Ittei decía: "El progreso en caligrafía consiste en crear la armonía entre el pergamino, el pincel y la tinta."¡Tienen tanta tendencia a estar desunidas!

  • El Monje Tannen decía: "Podría ocurrir que un servidor inteligente no ascendiera. Pero tampoco hay casos en donde un servidor estúpido haya podido salir del montón."

  • El Maestro Ittei decía también: "Para actuar correctamente, en una sola palabra: es necesario soportar el sufrimiento." No aceptar sufrir es malo. Es un sufrimiento que no tiene ninguna excepción.

miércoles, 15 de julio de 2009

¿QUE ES IAIDO? II


A todos los artistas marciales de diferentes estilos les fascina la espada. Los practicantes de los estilos japoneses estudian el arte de la espada en el iaido y el kendo, muchos de ellos tienen su propia espada, bien sea real, o una imitación y hacen movimientos con ellas aún cuando no lo hayan estudiado. En el estilo chino se estudia el sable de shaolin o la espada recta del tai chi chuan. Los artistas marciales de Corea, Sureste de Asia y la India también tienen espadas, cuchillos o dagas que complementan sus técnicas de manos vacías. No importa la nación de origen del arte, la belleza y los movimientos mortales de un filo cortante, en manos de un experto, deleitan la vista. Sin embargo, pocos de nosotros tenemos los medios para volvernos expertos. Por una parte, no hay muchos profesores buenos y buscar entre varios candidatos hasta conseguir un buen instructor puede ser desanimante. Aquellos que consiguen un mentor que valga la pena, no siempre tienen tiempo para practicar, y aun aquellos que tienen tiempo, generalmente subestiman la cantidad de práctica que se necesita para convertirse en un experto, tanto en términos de horas para el ejercicio diario, como en años para un desarrollo continuo. Quien quiera convertirse en un experto espadachín debe poner mucha atención en el detalle, ser muy auto-critico y debe practicar diligentemente cada día por muchos años y bajo la guía de un buen profesor. La práctica repetitiva es la clave para lograr la maestría en la precisión que requieren los movimientos de espada, cortar con ella, rechazar el ataque de un oponente y volver a envainar, mientras se mantiene el apropiado balance físico y mental. Los verdaderos expertos no tienen paciencia con aquellos que se proclaman como conocedores de la experiencia de un espadachín, pero no recuerdan los detalles de las formas, no pueden cortar correctamente y quienes sólo pueden practicar una o dos veces por semana. Iaido es un asunto serio y mortal, debe ser tratado como tal a fin de conseguir que su práctica sea ambas cosas: fructífera y segura. La práctica completa para un espadachín experto debería incluir los siguientes elementos: práctica de la forma, práctica repetitiva de los ejercicios, práctica de cortes y algún tipo de randori, o práctica de defensa. El espadachín dedicado deberá, no obstante, recurrir a más de un arte para completar estos requerimientos, debido a que pocos sistemas incluyen todos estos elementos. Iaido sólo proporciona formas, sin embargo el subconjunto del sistema de iaido conocido como batto-jutsu incluye también prácticas de corte. Kendo es un método excelente para desarrollar la capacidad física y los reflejos para rechazar con una espada, aunque algunos puristas del kenjutsu insisten en que golpear con una espada de bambú no prepara para cortar con una real. Sólo algo de kobudo (arte marcial ancestral) y el sistema kenjutsu ofrecen ejercicios repetitivos. Volverse realmente fluido en el lenguaje físico de la espada Japonesa presenta muchos retos. Los antiguos maestros han ejercido el arte de diferentes formas. El legendario Miyamoto Musashi buscaba constantemente oportunidades de batallas reales, una opción que no es posible hoy en día. Ymaoka Tesshu practicó miles y miles de cortes con una espada de madera. El profesor, Ota Tsugiyoshi, creía que un experto espadachín se complementaba bien con el judo; su estudiante, Yamaguchi Katsuo, siguió el doble camino más tradicional del kendo y el iaido. Todos ellos se convirtieron en destacados hombres de espada. Sólo a través de la práctica se desarrolla la habilidad. Después de las primeras diez mil repeticiones, puede que el alumno comience a pensar que entiende el significado de un ejercicio, luego de cien mil se empezará a dar cuenta de que el camino hacia la maestría es muy largo. En el caso excepcional del espadachín que llega a cortar un millón de veces con la espada, y que además tiene mucha suerte, se desarrollará un tipo de percepción muy inusual y que pocas personas experimentan alguna vez. Es muy difícil de explicar esto de forma escrita.

martes, 14 de julio de 2009

¿QUE ES IAIDO?



El Iaido es un arte marcial que se practica solo (individualmente), bajo la forma de katas, cada uno de los cuales representa la forma de reaccionar frente a una situación o tipo de ataque diferente. IAI significa unidad del ser, permanecer en armonía consigo mismo, unirse al espíritu del adversario sin moverse. DO significa Vía o Camino. En su sentido utilitario, el Iaido es el arte de estar atento y dispuesto para responder en cualquier situación o momento, sea cual sea la forma de ataque del enemigo. Considerado bajo el aspecto ético moral formativo, el Iaido se identifica como LA VIA PARA ALCANZAR LA UNIDAD Y LA ARMONIA DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU, y ello implica vivir dicha armonía con los demás y con el entorno. La primera impresión que se produce en el occidental que contempla la realización de un Kata de Iaido (o un entrenamiento) es la de estar presenciando una práctica o Arte anacrónico, primitivo e irreal para estos tiempos, y perfectamente inútil en esta sociedad cada vez más tecnificada. Podría concederse una parte de razón al que así juzga si lo hace únicamente desde el punto de vista de la imposible o dudosa aplicación práctica de esas técnicas de combate con un sable japonés en la vida cotidiana. Ciertamente, hoy no podemos resolver ningún problema de nuestra vida con la ayuda de un sable por más hábiles que seamos en su manejo, pero los efectos del Iaido van mucho más allá del hecho de proporcionar dicha destreza corporal si consideramos la validez universal y permanente de sus objetivos, como vamos a ver a continuación: Objetivo Práctico: EL Arte del Iaido se basa en anticiparse en la propia autodefensa rechazando una agresión, y ello no es posible sin la estrecha colaboración cuerpo-mente. Todos los gestos y movimientos de cada situación de Iaido están destinados a ejercitar y desarrollar la concentración en el “aquí y ahora”, el control del cuerpo y de la mente, la disponibilidad, la adaptación inmediata a lo imprevisto conservando la serenidad que permite hacer un juicio rápido de cada momento o circunstancia. Objetivo Ético: El objetivo oculto del Iaido es llegar a ser dueño del propio ego (deseos, emociones, prejuicios, temores, etc.) y comportarse con el máximo respeto y cortesía en todas las circunstancias. Como es fácil deducir de todo lo expuesto, el Iaido constituye una práctica excelente e idónea para mejorar la estética y el dominio de los gestos mediante la acción sobria y eficaz en la que se aprende a pasar de un estado de calma absoluta a una acción o movimiento fulgurante, libre de toda emoción, deseo, temor, etc. (Extraído del Libro “IAIDO, LA CALMA EN ACCIÓN”, con agregados propios) IAIDO, la vía de la espada japonesa, es una forma de arte marcial que comenzó a partir del Kenjutsu. Fue desarrollado como método defensivo para responder ante ataques por sorpresa y evitar las incursiones enemigas que se producían frecuentemente en Japón en los siglos decimoquinto y decimosexto. El propósito del Iaido era matar a un adversario con un solo movimiento de espada inmediatamente después de haber desenvainado. Para crear un sistema de defensas se crearon situaciones y circunstancias que simulaban ataques producidos por sorpresa para poder así estudiar e idear un sistema de defensas que permitiera utilizar la espada con eficacia. La practica de este arte marcial requiere de un espíritu solemne, una concentración extrema y de una gran habilidad. Cada movimiento, tales como los movimientos de los brazos o de las piernas y del cuerpo, deben corresponderse con los movimientos ofensivos del adversario, y es muy importante que una persona siga las reglas y la disciplina que en cada gesto se ha estado cuidadosamente aplicando durante años, y que cada maestro ha ido aportando con su experiencia. El secreto del Iaido esta en actuar con el espíritu tranquilo. Con el corazón apaciguado usted sujeta la empuñadura de su espada – en un segundo su mano se mueve para reducir al adversario y rechazar el ataque de su espada – luego se vuelve al estado de tranquilidad inicial. La serenidad del espíritu se debe cultivar siempre. Se dice que la espada es como la mente, y si la espada es vertical, la mente es vertical. Pero si la mente no es vertical, es decir coherente, la espada nunca se puede manejar correctamente. Aunque usted pueda dedicarse a este arte con todo su corazón y su alma, aun así, le será muy difícil dominar el Iaido totalmente. Aunque, si es posible acercarse paso a paso y reducir el tiempo que nos conduce a la meta o ideal final de la practica. Mucha gente Sabia han dado sus vidas para hacer del Iaido lo que hoy es. Creo que aunque vivimos en una época de paz, tenemos la responsabilidad y la obligación de enseñar esta parte del patrimonio cultural japonés a las siguientes generaciones. La parte física del Iaido incluye movimientos perfectamente dibujados al aire, que persiguen el tener un mayor control sobre las técnicas, así como varios métodos de envainar y desenvainar la espada. La mayoría de las escuelas enseñan Iaido usando los katas – serie de movimientos preestablecidos – o “formas”. Los movimientos defensivos están diseñados contra ataques de un adversario imaginario, y cada forma enseña varios principios de cómo mover la espada en la dirección correcta. El arte del Iaido es un arte tradicional. Sus formas (katas) son centenarias, y desde su creación han sido pasadas de instructor a estudiante. Los métodos de enseñanza y de practica se mantienen estandarizados bajo la administración del conjunto de federaciones de Iaido de Japón, y por los estudiantes de este arte en otros países. Iaido es también un arte tradicional en el sentido de que mantiene sus aplicaciones de siempre y por tanto, no se han incorporado en la actualidad nuevas aplicaciones. Puesto que el propósito ya no es usar los diferentes métodos de espada para la lucha en estos tiempos, no hay razón “de poner al día” las formas, o de hacer el arte más eficaz para la autodefensa. Más allá del entrenamiento para conservar la buena salud y de su valor histórico, el Iaido es principalmente practicado como un medio para desarrollar el carácter.

lunes, 29 de junio de 2009

Todo en uno




  • "A menudo a quien le falta la cualidad esencial de la total seriedad, puede refugiarse en la teoría. La verdadera práctica no se hace con palabras, sino con el cuerpo entero. Lo que aprendas por habérselo oído a otros, lo olvidarás fácilmente; lo que aprendas con tu cuerpo, lo recordarás toda la vida"



  • La nada es lo que esta exactamente entre esto y aquello. El vacío incluye todo, puesto que no tiene opuestos, no existe nada que el vacío excluya a lo que se oponga. Es un vacío viviente, porque todas las formas salen de el y quienquiera que comprenda el vacío esta lleno de vida, de poder y del amor de todos los seres.



  • El budo designa el sendero que da vueltas en el corazón de las artes marciales. Esta Vía del combate es empinada. La presencia del adversario exige la presencia de si mismo en cada gesto, que es así una cuestión de vida o muerte.



  • Un fallo en la concentración, un desequilibrio entre el cuerpo y el espíritu no perdonan en un combate real y representan un gran riesgo en los entrenamientos, como así también la falta de eficacia en la vida cotidiana. Rápidamente se descubre que el adversario mas peligroso no hay que buscarlo en otra parte mas que en si mismo. La Vía del combate adquiere así un sentido diferente, en la actualidad, es el verdadero sentido.



  • De hecho no hay mejor manera de aprender cualquier cosa que cumpliendo la unidad sin fin y sin fondo de todo arte y obrando no con una parte, sino con todo el ser.



  • La analogía entre el combate consigo mismo y el combate contra la hoja de papel es una fuente infinita de práctica y reflexión. Si lo indefinible, lo que, fuera de todo análisis, es, restituye el fondo de la realidad, el sumi-e y la caligrafía son unos de los mejores ejercicios para hacer aparecer la naturaleza del vacío como la única realidad concreta.

lunes, 22 de junio de 2009

El arte de vivir




  • Hay tres clases de personas: Aquellas que hacen que las cosas ocurran, Aquellas que esperan que las cosas ocurran, Aquellas que se sorprenden por lo que ha ocurrido. ¿A que grupo perteneces?.



  • Aquél que obtiene una victoria sobre otro hombre es fuerte, pero quien obtiene una victoria sobre sí mismo es poderoso.



  • Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte.



  • El hombre vulgar cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla.



  • El que todo lo juzga fácil encontrará la vida difícil.



  • Las palabras elegantes no son sinceras



  • Las palabras verdaderas no son agradables, y las agradables no son verdaderas.



  • Saber creyendo no saber, eso es lo excelso. No saber creyendo saber, eso es una enfermedad.



  • Si a un pueblo no le importa morir ¿de qué sirve amenazarlo con la muerte?


  • Si das pescado a un hombre hambriento lo nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida.


  • Un viaje de mil millas empieza con un paso.


  • El camino que puedes seguir no es el camino real. El nombre que puedes decir no es el nombre real, Es el alma que no busca quien ve lo que está oculto, y el alma que siempre busca sólo ve aquello que quiere.


  • Nadie puede ver su reflejo en el agua que corre. Sólamente podemos ver en el agua inmóvil.


  • Teniendo los dos pies en la tierra, siempre mantendrás tu equilibrio.

martes, 9 de junio de 2009

La misma vida II


  • Porque para que la acción sea justa, es necesario que la meditación la preceda y coexista con ella. Solamente entonces se descubre la verdadera libertad. En las artes marciales, generalmente, la técnica es indispensable durante diez o veinte años. Pero, finalmente el estado de espíritu es lo primero, esto es particularmente evidente en el tiro con arco. Entre el espíritu y el cuerpo, entre el espíritu y la postura, entre el espíritu y el wasa, la respiración establece la conexión. El secreto del sable es no desenvainar el sable; no hay que sacar el sable, porque si queréis matar a alguien, debéis morir por ello.
  • Hay que matarse a sí mismo, matar el propio espíritu. En este momento, los demás tienen miedo y huyen. Se es el más fuerte y los demás no se acercan. No es necesario pues vencer. Dejad pasar los pensamientos. De esta manera, podréis encontrar la sustancia del ego.
  • Si se quiere explicar las relaciones entre el espíritu, la conciencia y el verdadero ego, es exactamente como las relaciones entre la luna, su reflejo y el agua del río.
  • La postura de Budo, sin movimiento, es la postura de Muso: la no-postura no es solamente el acto de no moverse con el cuerpo, sino también no moverse con el espíritu. Alcanzar el espíritu inmóvil.
  • Por eso, en las artes marciales, aunque un samurai sea atacado por una decena de hombres, puede vencerlos a todos. Eso es lo que se ve en las películas japonesas. Para los europeos, esto parece imposible. De hecho no se trata de teatro. Porque diez personas no pueden atacar a la misma persona al mismo tiempo, sino que vienen una detrás de otra. Cuando un maestro de judo es atacado sucesivamente por diez discípulos, su espíritu cambia rápidamente y se concentra en el instante sobre cada nuevo adversario.
  • El espíritu del maestro está siempre cambiando. No permanece sobre una sola cosa o una sola persona. Deja pasar... El cuerpo tampoco permanece. La sustancia del ego es Fu Do Chi, “sabiduría inmóvil”. Entre la intuición, la sabiduría y la acción del cuerpo, hay siempre unidad. Aquí se encuentra el secreto del Zen y de las artes marciales. De la misma manera que las artes marciales no son solamente un deporte, el zazen no es un cierto tipo de masaje o de cultura espiritual.
  • El método la vía que estaba dirigida a partir en dos a la gente, se transformó entonces en método para cortar el espíritu propio. Vía del espíritu de decisión, de resolución y determinación. Este es el verdadero kendo japonés, el verdadero Budo. Hay que ser fuerte y obtener la victoria gracias al espíritu de decisión. Situarse mas allá de la norma, trascender el combate, hacer de el una victoria espiritual.
  • En esa época, estas prácticas no tenían nada de deporte, contrariamente a lo que sucede hoy día en Europa. Los samuráis tenían una visión más alta de la vida. Zen y artes marciales no forman parte de un método de salud. Los europeos quieren utilizar siempre las cosas.
  • Las artes marciales no son un juego-deporte. En ellas existe un sentido mucho más profundo y esencial: ¡El de la vida! Y por consiguiente el de la muerte, puesto que los dos términos son de hecho indisociables.
    El verdadero kendo, el verdadero Zen deben estar más allá de la relatividad. Esto quiere decir: “Dejar de elegir, de seleccionar un lado o el otro en lo relativo.” ¡Tomar una sola decisión!
  • La Vía del Budo debe estar más allá. El tigre o el león son fuertes y quieren vencer, por instinto y deseo. Ellos no piensan en abandonar su ego. Pero los seres humanos pueden estar más allá del ego y de la muerte. En el Budo, se debe llegar a ser más fuerte que el león o que el tigre, abandonar el instinto animal apegado al espíritu humano.

domingo, 7 de junio de 2009


  • El gesto cien veces repetido, mil veces recomendado, permite borrar lentamente la técnica. Sólo entonces es cuando, leberado de todo artificio, se desprende un arte que unde sus raices hasta en el inconciente. Como el arquero de Lao-Tse, que tira al arco habiendo perdido todo conciencia del ademán, pórque ha llegado a ese grado que linda con la perfeccion.

  • "No hay mayor soledad, dice un proverbio japonés, que la del samurai."

  • Todo es ritual en Iai: la postura del sable y la de la hoja, la de los pies desnudos - con los talones juntos - asi como la posición del busto. En este ceremonial, todo concurre a hacer desplazar hacia el bajovientre, ese lugar impreciso donde según parece se sitúa nuestro centro de gravedad, toda la fuerza retenida hasta entonces.

  • Puede parecer incomprencible, y hasta inconcebible,que el arte de desenvainar un sable pueda conducir al absoluto.

  • Contrariamente a la ascesis, que libera al espíritu con menosprecio del cuerpo, el Iai exhorta a un esfuerzo paralelo de equilibrio y armonía.

  • Se ha dicho que Iai hace atravesar desiertos que, insenciblemente, fertiliza hasta la propia aridez...

  • Son muchos los que piensan que el sable del samurai, al convertirse en objeto de culto, sirve a una espiritualidad que paulatinamente ha caído en la morbosidad.

  • El gesto se acompaña de una simbolización directamente engendrada por el sable. La hoja, cual un poder contenido, surge de la vaina como una centella que desgarra el espacio. Y ese gesto debe coincidir con el momento preciso en que el cuerpo reclama ese surgimiento. Un gesto conciso, rápido, que modula el hara.

  • El cuerpo, la mano, pero también el ojo... comunmente se dice del ojo que es el reflejo inmediato del alma. El saber popular no se equivoca, pues la sencibilidad de un hombre se mide en la densidad de su mirada.

  • En la práctica de la vida cotidiana, el discipulo ha de presentir el momento en que reflexión y accción se yuxtaponen, como en ese instante fugitivo en el que la hoja se desliza fuera de la vaina.

  • Perplejidad, miedo, duda - tres sentimientos, tres estados psicológicos profundamente arraigados en el ser humano desde el instante mismo de su nacimiento.

viernes, 29 de mayo de 2009

No - mente



El secreto de Iaido esta en actuar con el espíritu tranquilo. Con el corazón apaciguado usted sujeta la empuñadura de su espada – en un segundo su mano se mueve para reducir al adversario y rechazar el ataque de su espada – luego se vuelve al estado de tranquilidad inicial.

La serenidad del espíritu se debe cultivar siempre. Se dice que la espada es como la mente, y si la espada es vertical, la mente es vertical. Pero si la mente no es vertical, es decir coherente, la espada nunca se puede manejar correctamente.

Después de las primeras diez mil repeticiones, puede que el alumno comience a pensar que entiende el significado de un ejercicio, luego de cien mil se empezará a dar cuenta de que el camino hacia la maestría es muy largo. En el caso excepcional del espadachín que llega a cortar un millón de veces con la espada, y que además tiene mucha suerte, se desarrollará un tipo de percepción muy inusual y que pocas personas experimentan alguna vez.

Los grandes maestros no han dejado de repetir que la maestría más alta es vencer sin combatir. Consideraban que su arte no debía servir para matar, sino para proteger la vida.

Un hombre superior no es turbado ni por las situaciones más inesperadas, ya que tiene una gran alma y una gran meta”, decía a menudo Funakoshi Gihin. Aquel que no pueda dominarse frente a un peligro corre el riesgo de volverse agresivo y de reaccionar violentamente. De esta manera entra en el juego del adversario. A veces, puede creer incluso que está amenazado cuando en realidad no sucede nada.

Reaccionar violentamente es una solución fácil. Permanecer tranquilo es signo de fortaleza.

En la tradición oriental el agua es el elemento natural que mejor simboliza el wu-wei, la no-resistencia: “El agua no se opone a nada, y de esta manera nada puede enfrentarse a ella”. “El agua cede al cuchillo sin ser cortada. Es invulnerable ya que no muestra resistencia”.

En las artes marciales no está el tiempo de espera. La victoria y la no victoria, la vida o la no vida, se deciden en un instante. Hay que vivir en el instante: aquí es donde la vida y la muerte se deciden totalmente.

viernes, 22 de mayo de 2009


En las artes marciales, generalmente, la técnica es indispensable durante diez o veinte años. Pero, finalmente el estado de espíritu es lo primero, esto es particularmente evidente en el tiro con arco. Entre el espíritu y el cuerpo, entre el espíritu y la postura, entre el espíritu y el wasa, la respiración establece la conexión.

El secreto del sable es no desenvainar el sable; no hay que sacar el sable, porque si queréis matar a alguien, debéis morir por ello.

Si se quiere explicar las relaciones entre el espíritu, la conciencia y el verdadero ego, es exactamente como las relaciones entre la luna, su reflejo y el agua del río.

Poco a poco, el aprendiz descubre las leyes que rigen las fuerzas sutiles con que la vida está tejida, y aprende que la calidad de sus obras depende del dominio de sí mismo, de lo que él es. Su trabajo exterior es el soporte de una metamorfosis interior.


El budo designa el sendero abrupto que serpentea en el corazón de las artes marciales. Esta Vía del combate es escarpada. La presencia del adversario exige la presencia de sí mismo en cada gesto que es así una cuestión de vida o muerte. Un fallo en la concentración, un desequilibrio entre el cuerpo y el espíritu no perdonan en un combate real y representan un gran riesgo en los entrenamientos. Rápidamente se descubre que el adversario más peligroso no hay que buscarlo en otra parte más que en sí mismo. La Vía del combate adquiere así un sentido diferente.

Pero el budo, repiten los Maestros, no se practica solamente en el dojo, Es un arte de vivir que se experimenta a cada instante.
El verdadero dojo, añaden los maestros, es el que el discípulo debe construirse en su corazón, en lo más profundo de sí mismo.

La savia sutil del budo no ha dejado de alimentar las artes marciales japonesas. Los Maestros japoneses del comienzo del siglo, temiendo quizás el contacto de Occidente y el choque del mundo moderno, han querido poner de manifiesto la importancia esencial de la Vía (DO) cambiando los antiguos nombres de los bujutsu tales como jiu-jutsu, aikijutsu, ken-jutsu, etc. en judo, aikido, kendo y otros. De esta manera esperaban que no se confundiera a las artes marciales, como Vía de superación, con los deportes de combate.

La Humanidad está sembrada de seres cuya calidad interior es un campo de fuerza determinante para el bienestar y la protección de la vida. Estos seres, en si mismos centros espirituales, están ahí para crear alrededor de ellos influencias benéficas propicias para mantener y transmitir la tradición secreta.

Este es un punto estable, un centro que existe en cada ser y que es posible realizar, ya que no requiere nada que no esté en el hombre: una apertura a la sabiduría infinita desde adentro, una apertura a través de la cual surge a la luz y florece una sabiduría que como la de estos Maestros fascinantes, hace que los gestos, los dedos, los bastones, las cosas más insignificantes, se muevan como en la danza del Vacío.

miércoles, 20 de mayo de 2009

La danza del vacío


  • La consumación del arte de la espada consiste en que el corazón ya no es afectado por ningún pensamiento sobre yo y tú, el adversario y su espada, la propia espada y su manejo, y ni siquiera sobre la vida y la muerte. "Luego, todo es vacío: tú mismo, la espada que se blande y los brazos que la manejan. Más aún, hasta la idea de vacío ha desaparecido". "De ese vacío absoluto -declara Takuan- surge el milagroso despliegue de la acción".

  • Observa durante diez años el bambú, conviértete en bambú, luego olvídate de todo y pinta.

  • El Maestro consumado ya no desenvaina con facilidad la espada, convertida en su "alma". Lo hace sólo cuando es inevitable. Y puede suceder que evite el combate con un adversario indigno, un bruto que se jacta de sus músculos, tomando sobre sí, con una sonrisa, el oprobio de cobardía; mientras que, en otro momento, movido por el mayor respeto a su adversario, puede insistir en una lucha que a éste no ha de traerle más que una muerte honrosa.

  • La vida y la muerte son, en el fondo, una y la misma cosa y pertenecen a un mismo plano del destino. Por eso ya no conoce ni la angustia de la vida ni el temor a la muerte. Le gusta -y esto es muy característico del Zen- vivir en el mundo, pero dispuesto en todo momento a abandonarlo, sin que le afecte la idea de la muerte. No es casualidad que el samurai se haya elegido, como símbolo más puro de su filosofía, la delicada flor del cerezo. Así como un pétalo, reflejando el tenue rayo del sol matinal, se desprende y serenamente se desliza hacia el suelo, así también el hombre intrépido debe saber desprenderse de la existencia silencioso e impasible, el sendero del arte sin artificio.

  • Tiene que dar el salto hacia el origen para que viva desde la Verdad como quien se ha identificado íntegramente con ella. Tiene que volver a ser alumno, novicio; tiene que vencer el último y más escarpado tramo del camino, pasando a través de nuevas transmutaciones. Si sale airoso de esta aventura, entonces su destino se consumará en el enfrentamiento con la Verdad no refractada, la Verdad que está por encima de todas las verdades, el amorfo origen de todos los orígenes: la Nada que lo es todo, la Nada que le devorará y de la cual volverá a nacer.

  • Empuña la espada de la sabiduría para combatir a los enemigos internos, disfrazados de apegos y pasiones.

  • Es imposible recorrer la senda de la Vía con un corazón temeroso.Si no cultivas tu espíritu hasta hacerlo vulnerable, serás el juguete de tus aflicciones mentales. Aquellos que muestran un corazón firme y un espíritu estable, capaz de trascender las cosas, son los que pueden llamarse Hombres de la Vía.