miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL ARTE DE DESENVAINAR CORTANDO!!!!


El Iaido es, hoy por hoy, una disciplina marcial poco conocida en nuestra sociedad, dado que existen muy pocos practicantes y escasos profesores o maestros. Esto hace que incluso los budokas veteranos en otras artes marciales que han visto practicar Iaido, no acierten a situar esta especialidad en el lugar que corresponde. En general se considera al Iaido como algo anacrónico, sin ninguna utilidad práctica en nuestra vertiginosa actualidad regida por las computadoras. No obstante, esta es una concepción errónea.
El Iaido, como todas las artes marciales, nos lleva al terreno de la práctica en el que se exige la presencia y colaboración intima del “cuerpo” y del “espíritu”, y desde esa realidad tangible, el adepto inicia un trabajo de perfeccionamiento sobre si mismo. El entrenamiento de Iaido, además de constituir un ejercicio físico que desarrolla sobre todo la agilidad y la coordinación de movimientos, nos va a revelar un sin fin de datos acerca de nuestros limites y posibilidades, amen de ejercitar la capacidad de concentración, la alerta, la disponibilidad y la adaptación instantánea a lo inmediato e imprevisto.
¿Quién se atrevería a afirmar que estas cualidades no tienen aplicación constante en la cambiante vida de cada día? El Iado es un excelente complemento para el judoka, karateka, aikidoka, etc., como un regreso a las fuentes que impregnaran sus actitudes de la esencia, el espíritu y la estética del Budo Tradicional.
El Iaido es un arte marcial que se practica solo (individualmente), bajo la forma de katas, cada uno de los cuales representa la forma de reaccionar frente a una situación o tipo de ataque diferente. IAI significa unidad del ser, permanecer en armonía consigo mismo, unirse al espíritu del adversario sin moverse. DO significa Vía o Camino. En su sentido utilitario, el Iaido es el arte de estar atento y dispuesto para responder en cualquier situación o momento, sea cual sea la forma de ataque del enemigo. Considerado bajo el aspecto ético moral formativo, el Iaido se identifica como LA VIA PARA ALCANZAR LA UNIDAD Y LA ARMONIA DEL CUERPO Y DEL ESPIRITU, y ello implica vivir dicha armonía con los demás y con el entorno.
La primera impresión que se produce en el occidental que contempla la realización de un Kata de Iaido (o un entrenamiento) es la de estar presenciando una práctica o Arte anacrónico, primitivo e irreal para estos tiempos, y perfectamente inútil en esta sociedad cada vez más tecnificada. Podría concederse una parte de razón al que así juzga si lo hace únicamente desde el punto de vista de la imposible o dudosa aplicación práctica de esas técnicas de combate con un sable japonés en la vida cotidiana.
Ciertamente, hoy no podemos resolver ningún problema de nuestra vida con la ayuda de un sable por más hábiles que seamos en su manejo, pero los efectos del Iaido van mucho más allá del hecho de proporcionar dicha destreza corporal si consideramos la validez universal y permanente de sus objetivos, como vamos a ver a continuación:
Objetivo Práctico : EL Arte del Iaido se basa en anticiparse en la propia autodefensa rechazando una agresión, y ello no es posible sin la estrecha colaboración cuerpo-mente. Todos los gestos y movimientos de cada situación de Iaido están destinados a ejercitar y desarrollar la concentración en el “aquí y ahora”, el control del cuerpo y de la mente, la disponibilidad, la adaptación inmediata a lo imprevisto conservando la serenidad que permite hacer un juicio rápido de cada momento o circunstancia. Objetivo Ético : El objetivo oculto del Iaido es llegar a ser dueño del propio ego (deseos, emociones, prejuicios, temores, etc.) y comportarse con el máximo respeto y cortesía en todas las circunstancias. Como es fácil deducir de todo lo expuesto, el Iaido constituye una práctica excelente e idónea para mejorar la estética y el dominio de los gestos mediante la acción sobria y eficaz en la que se aprende a pasar de un estado de calma absoluta a una acción o movimiento fulgurante, libre de toda emoción, deseo, temor, etc.

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