miércoles, 29 de septiembre de 2010

Dirigir el espíritu


¿Cómo dirigir nuestro espíritu? Esto surge del Zen y no de la técnica de las artes marciales. Las artes marciales más el Zen forman el Budo japonés. ¿Cómo educar nuestro espíritu y aprender a dirigirlo? Kodo Sawaki habla de Kyu Shin Ryu, el secreto del yawara, transmitido por esta escuela en un texto tradicional, uno de cuyos pasajes trata sobre el espíritu tranquilo. He aquí un pasaje de este texto:
“La verdadera técnica del cuerpo, el wasa de esta escuela de yawara, debe ser la sustancia del espíritu. La sustancia del espíritu. No hay que mirar el cuerpo del adversario, sino dirigir nuestro propio espíritu. No hay enemigo.
El espíritu es sin forma, pero algunas veces puede tener una: esto es idéntico en zazen.
Algunas veces se puede atrapar nuestro espíritu, otras veces esto es imposible. Cuando la actividad del espíritu llena el cosmos, que es el espacio comprendido entre el cielo y la tierra, y cuando sabemos atrapar la oportunidad que se presenta, entonces podemos disponer de todos los acontecimientos cambiantes, evitar todos los accidentes y atacar las diez mil cosas en una sola.”

Es un texto difícil de comprender. Pero aquellos que han practicado profundamente el judo comprenden este espíritu.

En el Genjo Koan, otro texto tradicional del que se servía Kodo Sawaki, esta dicho: “Cuando un hombre se aleja en barca de la orilla, se imagina que la orilla esta en movimiento. Pero si baja su vista, justo al lado de su embarcación, se da cuenta de que es ella la que se desplaza.”

Efectivamente, si miramos atentamente, íntimamente, en el interior de nuestra barca, se puede comprender que es la barca la que se desplaza y se puede superar la ilusión de los sentidos. De esta manera, cuando las gentes consideran todos los fenómenos de todas las existencias a través de sus ilusiones y de sus errores, pueden equivocarse y pensar que su naturaleza original es dependiente y móvil. Pero si se volvieran intimas con su verdadero espíritu, y si volvieran a su naturaleza original, entonces comprenderían que todos los fenómenos, todas las existencias están en ellos mismos, y que lo mismo sucede para todos los seres.

La naturaleza original de la existencia no puede ser captada por nuestros sentidos, por nuestras impresiones. Cuando la captamos por nuestros sentidos la materia objetiva no es real, no es verdadera sustancia, sino que es imaginación. Cuando pensamos comprender que la sustancia de nuestro espíritu es tal, es un error. Cada uno es diferente. Las formas y los colores son los mismos, pero cada uno los ve de manera diferente a través de sus ilusiones: fisiológicas y psicológicas. Todos los problemas de nuestra vida cotidiana encontrarán una solución con el tiempo al cabo de veinte, treinta años; y, en el momento de entrar en vuestro ataúd, nadie os amará más, salvo quizá con un amor espiritual. Los problemas de la vida son diferentes para cada uno, y cada uno tiene necesidad de un medio diferente para resolver sus problemas. Por consiguiente tenemos que crear nuestro propio método. Si se imita, se cae en el error. Hay que crear por sí mismo.

EXTRAIDO DEL:
ZEN Y ARTES MARCIALES
TAISEN DESHIMARU

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