viernes, 1 de octubre de 2010

LA SABIDURIA INMÓVIL


El espíritu del maestro está siempre cambiando. No permanece sobre una sola cosa o una sola persona. Deja pasar... El cuerpo tampoco permanece. La sustancia del ego es Fu Do Chi, “sabiduría inmóvil”. Entre la intuición, la sabiduría y la acción del cuerpo, hay siempre unidad. Aquí se encuentra el secreto del Zen y de las artes marciales. De la misma manera que las artes marciales. De la misma manera que las artes marciales no son solamente un deporte, el zazen no es un cierto tipo de masaje o de cultura espiritual.
Las artes marciales constituyeron al principio un método para matar a las gentes. El sable japonés, el tachi, es un sable largo; pero Tachi quiere decir también “cortar”. En el kendo, Ken, como Tachi quiere decir “sable”; y también “cortar”, de manera que Kendo significa “la Vía que corta”. Desde luego, el kendo se remonta a los tiempos prehistóricos en el Japón. Pero la verdadera escuela de kendo comenzó en 1346, creada por el samurai Nodo, seguido en 1348 de Shinkage.
Al principio, los samuráis deseaban siempre obtener poderes objetivos, excepcionales y mágicos. Querían ser capaces de no ser quemados por el fuego, o de no ser aplastados por una roca... Entonces, entrenaban su espíritu para obtener dones sobrenaturales. Querían obtener estos poderes misteriosos, por lo tanto, tenían un objetivo. Mas tarde, el Zen los influencio. Por ejemplo Miyamoto Musachi, que ha sido el Maestro más grande del kendo en el Japón, se convirtió también en un sabio. Decía: “Se debe respetar a Dios o Buda, pero no se debe depender del El.” El método la vía que estaba dirigida a partir en dos a la gente, se transformó entonces en método para cortar el espíritu propio. Vía del espíritu de decisión, de resolución y determinación. Este es el verdadero kendo japonés, el verdadero Budo. Hay que ser fuerte y obtener la victoria gracias al espíritu de decisión. Situarse mas allá de la norma, trascender el combate, hacer de el una victoria espiritual. En esa época, estas prácticas no tenían nada de deporte, contrariamente a lo que sucede hoy día en Europa. Los samuráis tenían una visión más alta de la vida.
Zen y artes marciales no forman parte de un método de salud. Los europeos quieren utilizar siempre las cosas. El espíritu del Zen no puede ser encerrado en un sistema tan estrecho. El Zen no tiene nada que ver con un “masaje espiritual”. El Kyosaku (1) puede ser un buen masaje

Bastón del que el Maestro Zen o los responsables de doyo se sirven para despertar o calmar a los discípulos que tienen problemas en su postura de zazen. A petición suya, les asestan un golpe sobre cada hombro en un punto muy inervado en meridianos de acupuntura.
para la conciencia o para el cuerpo. Pero zazen no es un masaje que produce relajación y bienestar, y las artes marciales no son un juego-deporte. En ellas existe un sentido mucho más profundo y esencial: ¡El de la vida! Y por consiguiente el de la muerte, puesto que los dos términos son de hecho indisociables.
El verdadero kendo, el verdadero Zen deben estar más allá de la relatividad. Esto quiere decir: “Dejar de elegir, de seleccionar un lado o el otro en lo relativo.” ¡Tomar una sola decisión! El ser humano es diferente al león o al tigre. Por consiguiente, la Vía del Budo debe estar más allá. El tigre o el león son fuertes y quieren vencer, por instinto y deseo. Ellos no piensan en abandonar su ego. Pero los seres humanos pueden estar más allá del ego y de la muerte. En el Budo, se debe llegar a ser más fuerte que el león o que el tigre, abandonar el instinto animal apegado al espíritu humano.
En el Japón, hace doscientos años, antes de la era Meiji, un maestro de kendo, Shoken era molestado por un gran ratón en su casa. “El congreso de artes marciales de los gatos”, tal es él titulo de esta historia:

“En su casa, todas las noches había un ratón que le impedía dormir. Se vio obligado a dormir a mitad del día. Entonces fue a ver a un amigo que adiestraba gatos, un domador de gatos. Shoken le dijo: “Préstame él mas fuerte de tus gatos.” El otro le prestó un gato de tejados, muy rápido y hábil en atrapar ratones; ¡Sus garras eran fuertes y sus saltos potentes! Pero cuando entró en la habitación, el ratón fue mas fuerte y el gato huyó. Este ratón era realmente muy misterioso. Shoken le pidió entonces un segundo gato, de color leonado, dotado de un ki muy fuerte, de una fuerte energía y de un espíritu combativo. Este gato entró en la habitación y peleó. ¡Pero el ratón tuvo las de ganar y el gato escapó! Se intentó con un tercer gato, un gato blanco y negro que tampoco pudo vencer. Shoken le pidió entonces un cuarto gato, viejo, bastante inteligente pero menos fuerte que el gato de tejados o que el gato leonado. Entro en la habitación. El ratón lo miró y se acercó. El gato se sentó muy tranquilo y no se movió. Entonces el ratón empezó a dudar. Se acercó un poco más ligeramente asustado, y, rápidamente, el gato lo atrapó por el cuello, lo mató y se lo llevó fuera de la habitación.
Entonces, Shoken fue a consultar a su amigo y le dijo: “ A menudo he seguido a este ratón con mi sable de madera, pero ha sido él quien me ha arañado. ¿Por qué este gato negro ha podido vencerlo? Su amigo le respondió”: “Hay que organizar una reunión e interrogar a los gatos. Usted le preguntará puesto que es usted un Maestro de kendo. Seguramente los gatos comprenden las artes marciales.”
Hubo pues una asamblea de gatos presidida por el gato negro que era más anciano. El gato de tejados dijo: “Yo era el más fuerte.” Entonces el gato negro le pregunto: ¿Por qué no has ganado?” El gato de tejados respondió: “Yo soy muy fuerte, tengo muchas técnicas para atrapar ratones. Mis garras son fuertes y mis saltos potentes, pero ese ratón no era como los otros.” El gato negro declaro: “Tu fuerza y tu técnica no pueden estar más allá de este ratón. Aunque tu poder y tu wasa hubieran sido muy fuertes no habrías podido ganar por tu solo arte. ¡Imposible! . Entonces el gato leonado hablo: “Yo soy muy fuerte, yo entreno siempre mi ki, mi energía y mi respiración con el zazen. Me alimento de legumbres y de sopa de arroz, por eso mi actividad es muy fuerte. Pero no he podido vencer a este ratón. ¿Por qué? El viejo gato negro le respondió: “tu actividad y tu ki son fuertes, pero este ratón estaba más allá de ese ki. Tú eres más débil que ese gran ratón. Si estas apegado a tu ki eso se convierte en una fuerza vacía. Si tu ki es demasiado rápido, demasiado breve, es que solamente eres apasionado. Por eso, se puede decir, por ejemplo, que si tu actividad es comparable a la del agua saliendo de un grifo, la del ratón es parecida a un potente golpe de agua. Por eso la fuerza del ratón es superior a la tuya. Aunque tu actividad es fuerte de hecho es débil, porque confías demasiado en ti mismo. “Después fue el turno del gato blanco y negro que tampoco había podido vencer. No era muy fuerte sino inteligente. Tenía el satori. había pasado todos los wasa y se contentaba con hacer zazen. Pero no era mushotoku (sin meta ni espíritu de provecho) y también él había tenido que huir.
El gato negro le dijo: “eres muy inteligente y fuerte. Pero no has podido vence a este ratón porque tenías una meta. Y la intuición del ratón era más grande que la tuya. Cuando entraste en la habitación él comprendió rápidamente tu estado de espíritu. Por esto no has podido triunfar. No has sabido armonizar tu fuerza, tu técnica y tu conciencia, que han quedados separadas en lugar de unificarse. Mientras que yo, en un solo instante, he utilizado estas tres facultades inconscientemente, naturalmente y automáticamente. De esta manera he podido matar al ratón. Pero, cerca de aquí, en un pueblo vecino, conozco a un gato aun más fuerte que yo. Es muy viejo y sus pelos son grises. Yo me he encontrado con él y no parece muy fuerte. Duerme todo el día. No come carne, ni pescado, solamente guenmai (sopa de arroz)... algunas veces bebe un poco de sake. Nunca ha atrapado un solo ratón, porque todos tienen miedo de él y huyen de su presencia. Nunca se acercan a él. ¡Por eso nunca ha tenido la ocasión de atrapar uno! Un día, entró en una casa que estaba llena de ratones. Todos huyeron apresuradamente y cambiaron de casa. Este gato podía cazarlos hasta durmiendo. Este gato gris es realmente muy misterioso. Tú debes volverte así, estar más allá de la postura, más allá de la respiración y de la conciencia.”
¡Gran lección para Shoken, el maestro de kendo!
Por zazen, ya estáis más allá de la postura, de la respiración y de la conciencia.
EXTRAIDO DE:
ZEN Y ARTES MARCIALES
TAISEN DESHIMARU

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