miércoles, 20 de octubre de 2010

Sentido Interno de las Artes Marciales

Arte marcial o arte de combate es una traducción que traiciona un poco el espíritu del ideograma original que se descompone en dos caracteres: "detener" y "la lanza". Comprendido originalmente como el "arte de detener la lanza", el arte marcial toma así su significación esencial. Más aún si sé comprende que esta fórmula puede interpretarse a la vez como el "arte de detener la lanza del adversario" y el "arte de detener la lanza propia". Es decir, el Gran Arte de la pacificación exterior y de la armonía interior.

El Arte y la Vía

En las civilizaciones antiguas, cuyos testimonios existen aún vivientes en Oriente, las artes tradicionales conducen a una Vía que permite al hombre, al precio de un aprendizaje largo y difícil, profundizar su experiencia de la realidad y de él mismo. Poco a poco, el aprendiz descubre las leyes que rigen las fuerzas sutiles con que la vida está tejida, y aprende que la calidad de sus obras depende del dominio de sí mismo, de lo que él es. Su trabajo exterior es el soporte de una metamorfosis interior.
En el Japón existe la vía de la caligrafía (sho do), la de la ceremonia del té (cha do), la del arreglo floral (ka do), de hecho una Vía para cada arte antiguo. El arte del combate no escapa a esta regla. El budo designa el sendero abrupto que serpentea en el corazón de las artes marciales. Esta Vía del combate es escarpada. La presencia del adversario exige la presencia de sí mismo en cada gesto que es así una cuestión de vida o muerte. Un fallo en la concentración, un desequilibrio entre el cuerpo y el espíritu no perdonan en un combate real y representan un gran riesgo en los entrenamientos. Rápidamente se descubre que el adversario más peligroso no hay que buscarlo en otra parte más que en sí mismo. La Vía del combate adquiere así un sentido diferente.
Do jo significa en japonés "el lugar de la Vía". En él se practica el budo. Equivalente a un templo, el dojo es un lugar sagrado en el que se recibe una enseñanza, en el que uno ejerce y se regenera. Pero el budo, repiten los Maestros, no se practica solamente en el dojo, Es un arte de vivir que se experimenta a cada instante.
El verdadero dojo, añaden los maestros, es el que el discípulo debe construirse en su corazón, en lo más profundo de sí mismo.

El budo y los bujutsu

Las artes marciales japonesas son en muchos aspectos las herederas de las chinas. La civilización japonesa, aunque fuertemente influenciada por la cultura del Imperio del Medio, es sin embargo de una remarcable originalidad ya que el país del Sol Naciente es un crisol que integra y absorbe para remodelar después a su gusto.
La savia sutil del budo no ha dejado de alimentar las artes marciales japonesas. Los Maestros japoneses del comienzo del siglo, temiendo quizás el contacto de Occidente y el choque del mundo moderno, han querido poner de manifiesto la importancia esencial de la Vía (DO) cambiando los antiguos nombres de los bujutsu tales como jiu-jutsu, aikijutsu, ken-jutsu, etc. en judo, aikido, kendo y otros. De esta manera esperaban que no se confundiera a las artes marciales, como Vía de superación, con los deportes de combate.

Los bujutsu a mano desnuda

Cuando un hombre es desarmado en el curso de un combate, su única suerte de sobrevivir reside en su habilidad para utilizar sus armas naturales, es decir, las de su cuerpo.
El jiu-jutsu, o el arte de la flexibilidad, es un método de combate a mano desnuda que reposa sobre el principio de la no resistencia. Este arte utiliza sobre todo técnicas que permiten utilizar los movimientos del adversario para ponerle fuera de combate. Método muy completo, el jiu-jutsu utiliza todo el arsenal del cuerpo: desviaciones, proyecciones, barridos, golpes llaves y estrangulamientos. El judo deportivo surgió de él pero se alejó completamente del concepto de Vía.

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