jueves, 20 de mayo de 2010

El interior


El Kendo tiene un espíritu en su práctica que va más allá de una actividad técnica. En esgrima se dice que una persona sólo puede ganar un combate si su espíritu lo puede ganar.
Un maestro siempre necesita de un alumno para poder seguir siendo maestro.

En el Kendo se trata de no pensar, dejar que los pensamientos fluyan, fortalecer el espíritu por medio del Zen.

La práctica del Kendo va más allá de ser de una actividad técnica, guarda un espíritu en ella, se requiere del aprendizaje de ciertos valores y esta enseñanza tiene un efecto residual a largo plazo, lo aprendido brota luego de continuar practicando durante muchos años.

“para entender hay que practicar” y no pensar en el tiempo, lo que ahora no se entiende, luego de mucha práctica se entenderá. No existe el entendimiento a través de la teorización, viene de la práctica. La técnica depende de la maduración personal, es importante que la persona crezca fortaleciéndose por dentro. Con los años la técnica también se verá favorecida por ese desarrollo interno, siempre las 2 cosas iran juntas, lo más importante es practicar.

La diferencia entre un atleta y un budoka es que el primero puede interrumpir su entrenamiento por razones personales (cansancio, trabajo etc.) pero el budoka no, la práctica es lo que lo fortalece, es parte de su vida. Se puede comparar al mar, cuando uno está parado a la orilla, nos maravillamos de lo enorme que es, pero al nadar, bucear y ver el fondo, su profundidad, comprendemos su verdadera dimensión. El Kendo es así, al ir interiorizándose en él descubrimos su real inmensidad."

Es un arte sin techo, uno va a tener 100 años de edad, y aun le van a haber quedado cosas por aprender. También, al ser un estilo de vida, hay que tomarlo con seriedad y perseverancia.

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